Un estudio reveló que desde el 2001 en Estados Unidos los extremistas nacionales mataron a más personas en el país que los grupos radicales musulmanes. El antecedente cobra vital importancia porque viene de la cuna de “la lucha contra el terrorismo” y porque vuelve a cuestionar el discurso sobre quiénes son los terroristas.
Este secuestro, catalogado por las autoridades policiales australianas como la operación de un “lobo solitario” se enmarca en la adhesión del abatido terrorista a los postulados de EIIL, inscribiéndose en esta cadena de sucesos que visualiza peligros, ataques, militantes, simpatizantes y futuros milicianos de Daesh en los cinco continentes. No en vano, en la ciudad española de Barcelona, una joven chilena – que llevaba 14 años en España- fue detenida acusada de reclutar mujeres para la causa takfirí. Tanto Australia como España son aliados incondicionales de Estados Unidos en las operaciones militares, que han significado la ocupación de Afganistán, Irak, ataques al Gobierno sirio y ahora el combate a Daesh tanto en territorio levantino como en el norte iraquí.