A juicio de Bustos, la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado ha puesto en evidencia que la clase política no ha llegado a un “relato común”. “Quizás no teníamos acuerdo en que no puede haber un bombardeo a La Moneda”, agregó.
A 27 años del plebiscito que abrió el camino hacia el fin de la Dictadura, expectativas y frustraciones transitan junto a excluidos y automarginados de un proceso en el que los gobiernos concertacionistas aparecen como los responsables de los déficits y rezagos que aún reclama la ciudadanía.
A su habitual indignación por la estupidez y su rabia por la tontera humana, suma su indignación por la cochina plata, por el lucro y por todo ese lumpen empresarial que le cambió el rostro al Chile que él conoció antes de 1973. No vota desde hace medio siglo y, sin embargo, su condición de zoon politikon, su bestia política saca ronchas con esa mala lengua que lo ha caracterizado desde niño.