Es más, el mejor tren metropolitano es el que forma parte de un sistema eficiente y sustentable de transporte público, en el que, tanto en la planificación de corto y largo plazo como en una situación de emergencia, las decisiones se toman de manera cohesionada y con criterio de bienestar público y calidad de servicio (y no de rentabilidad privada). Y esto sólo lo puede hacer -para horror de los tecnócratas neoliberales- el Estado.