El simple hecho de salir a la calle se convierte en una pesadilla para miles de mujeres, que desde temprana edad comienzan a ser víctimas de silbidos, roces y tocaciones que las afectan psicológicamente y disminuyen su sensación de seguridad en el espacio público. En los últimos años, decenas de agrupaciones en América Latina han surgido como un espacio de denuncia, permitiendo legislar y crear conciencia sobre una de las formas más naturalizadas de la violencia de género.