El pasado 17 de julio la Cámara de Diputados aprobó la normativa de obligatoriedad del kinder. Con la ley se garantiza el acceso universal y gratuito a la educación parvularia a todos los pequeños a partir de los 3 años.
El gobierno lanzó una campaña para incentivar a los padres a que matriculen a sus hijos. La meta de este 2013 intentará que 25 mil niños se incorporen a pre kínder y kínder, entendiendo que son unos 70 mil los que debieran ser inscritos en el sistema.
Marcela Pardo, experta en educación preescolar del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE), señaló que “la evidencia de investigación internacional ha demostrado que es beneficioso participar en educación inicial o parvularia, nombre que recibe en Chile”.
Estos atributos son de distintos niveles, “por una parte los niños pueden mejorar su rendimiento escolar futuro, aumentar su desarrollo cognitivo y socioemocional, y trabajar sus habilidades motoras”, señaló. Y agregó: “Además produce beneficios en la sociedad en su conjunto, en el sentido que los infantes, posteriormente, tienen mejor desempeño e inserción en el mercado laboral. También está demostrado que si el Estado invierte en ella obtiene mejor costo beneficio, porque cada dólar vuelve con una taza de retorno alta, pero para que eso ocurra los programas deben ser de muy buena calidad”.
La coordinadora de la nueva carrera de educación parvularia del Proyecto Institucional de Educación de la Universidad de Chile, indicó que el país creó tempranamente las políticas públicas y la preparación de educadoras al respecto. “Las definió con un currículum nacional y como un nivel propiamente educativo, cosas que en países del primer mundo recién se están instaurando”.
Sin embargo, manifestó que Chile todavía sigue enfrentando problemas de calidad. “Necesitamos mejorar en aspectos que tienen que ver con los procesos y estructuras del nivel, como por ejemplo que las profesionales atiendan a los niños, y la infraestructura”, contó.
“El país requiere, en primer lugar, establecer requisitos a los centros educativos que deseen impartir el nivel, pues hoy los sostenedores no necesitan certificación para tener cursos preescolares, como sí sucede en el resto de los niveles educativos”, explicó. Y añadió que “Los requisitos son obligatorios sólo para los que desean recibir subvención por prekinder y kínder y para los que quieren adscribirse a la ley de salas cunas. Por esa razón, por la dificultad para identificar a los establecimientos que ofrecen educación parvularia, es muy difícil hacer un diagnóstico de calidad”, sentenció.
Además explicó que otro de las complejidades es la educación de las parvularias. “El principal problema en esa materia tiene que ver con las regulaciones de la educación superior. Hoy día es posible ofrecer la carrera en casas de estudios que no cuentan con acreditación, y a su vez es viable ingresar sin cumplir con requisitos básicos”.
En ese sentido, Marcela Pardo contó que el país debiera ponerse a la altura de Finlandia, Suecia y Cuba, lugares con sistema preescolar de gran calidad a nivel masivo.
“Son programas con currículum bien definidos, con educadoras calificadas, con una cantidad de niños inferior a los que trabajan en el mundo entero, y éstos están a cargo de profesionales y no técnicos en el área”, finalizó.