Un amigo me lo dijo así: “acá se quemó todo menos lo único que de verdad se tenía que quemar”. La frase la soltó un mes después del incendio, cuando la tierra en Pumanque seguía negra, una tarde en que su camioneta quedó estacionada frente a una estructura ubicada en una punta de diamantes, a la entrada de la comuna.
Enseguida le dije que quería bajar y tomarle una fotografía. En la imagen se ve un monumento imponente, superior a los dos metros; también muchas piedras pegadas entre sí y entintadas por alguien que nunca estará de acuerdo con este honor; por último, unas letras de metal que arman la frase del homenaje: “a su Excelencia Presidente de la República General de Ejército Don Augusto Pinochet U”.
La historia se remonta a 1977. En octubre de ese año, la comitiva del dictador se adentró al interior de la VI Región y llegó hasta esta zona. El alcalde de Pumanque, Francisco Castro (RN), cuenta que él era muy chico en ese entonces. Esto, por cierto, no significa que aquellas imágenes se le borren de la mente. “Yo iba al colegio y estuve ahí mirando, porque estaba todo el pueblo. Fue el primer Presidente que venía en la historia para acá”, asegura.
Desde ese día hasta la actualidad, el monumento ha convivido con un puñado de personas que lo ajustician con rayas cada cierto tiempo, otras que se sienten pasadas a llevar y concurren a limpiarlo, y una mayoría que lo observa sin otorgarle mayor importancia.
“El monumento es tema solamente para la gente que viene de afuera. A nosotros no nos genera ningún ruido. Eso pasa, primero, porque en Pumanque la gente está habituada. Segundo, porque hay problemas o situaciones más importantes. Nosotros tampoco lo pescamos mucho, pero ese no es tema acá; de hecho, todo lo contrario. Las personas que tienen restoranes me dicen que ojalá no lo saquen nunca, porque como sale en la prensa, viene gente a sacarse fotografías y aprovechan de pasar almorzar. Nos ha permitido hacer turismo”, dice Castro.
Hace unos años llegó incluso un hombre de nacionalidad estadounidense. El alcalde cuenta que éste ofreció costear el mantenimiento del homenaje si es que le permitían llevarse las letras que todavía van adheridas a la estructura, lo que no se llegó a concretar por la negativa que recibió desde el municipio.
Por favor, remover
“Me imagino que para mucha gente debe ser chocante. Pero a mí lo único que me interesa es que no sea chocante para nadie de mi comuna. Yo respondo por mi gente. Me rijo por lo que es la ley de municipalidades y por la normativa legal que tenemos para la administración de municipio. La municipalidad es autónoma. Y si alguien me ordena sacarlo, que ponga las lucas. Nosotros tampoco vamos a gastar ningún peso en eso”, indica Francisco Castro.
Lo cierto es que una construcción de estas características se debe regir por otro tipo de regulación. Así lo hizo ver un correo electrónico que le envió un funcionario del Consejo de Monumentos Nacionales a Luis Mariano Rendón, abogado y miembro de Ciudadanos por la Memoria, el mismo colectivo que quiere botar la estatua de José Toribio Merino del Museo Naval, en Valparaíso.
En la respuesta se puede leer que este homenaje a Pinochet se encuentra en la categoría de Monumento Público, por lo que de ninguna manera está capacitado para prescindir de la autorización del Consejo. Y lo que esta última entidad toma en cuenta a la hora de brindar una aprobación así se relaciona al diseño, el respaldo municipal y la pertinencia –entre otras cosas– con la que cuentan estas iniciativas.
“La ley de monumentos viene del gobierno de Frei Montalva y nunca ha sido derogada. El permiso, en este caso, no se obtuvo. Ellos no lo pidieron en dictadura porque hacían lo que querían. No cumplieron eso, y por lo tanto, es ilegal”, dice Rendón.
Le consulto al alcalde de Pumanque, Francisco Castro, si es que existe la aprobación del Consejo de Monumentos Nacionales. Él responde que no sabe, y que como el memorial ya estaba instalado tras su arribo a la Municipalidad, tampoco se ha preocupado.
“Pero el que saque monumentos o cambie nombres de calles, no borra la historia, y de repente estas cosas sirven para recordar y decir que esto no debe pasar nunca más”, declara, y termina con la siguiente frase: “La gente de Pumanque dice qué es lo que quiere tener y qué es lo que no quiere tener. Si alguien plantea plebiscitar el cuento, ningún problema. Pero de iniciativa del municipio para sacarlo, no va a haber ninguna. Acá también hay una avenida 11 de septiembre. La historia es, y hay cosas que por Dios que es bueno recordarlas para decir nunca más. Obviamente yo estoy de acuerdo con usted con el tema de los derechos humanos. Pero si empezamos a borrar todos los hitos que hay, después ni nos vamos a acordar. Y la historia se repite”.