En la entrega del último boletín de las elecciones municipales, explicitó que no está cerrada la posibilidad de nuevas formas de votación e incluso de retornar al voto obligatorio. Además, realizó un llamado a revisar las inscripciones electorales para corregir los casos pendientes.
Lo preocupante no es la baja participación, sino que esta no impida que igual se empoderen coaliciones gobernantes aunque no sean representativas. En otras palabras, nuestra democracia –al menos en términos formales– puede funcionar con o sin el voto de la mayoría de los ciudadanos.
El 58% de abstención que dejó la segunda vuelta presidencial se convirtió en el escenario perfecto para aquellos que proponen volver al voto obligatorio. Analistas disienten de la idea, argumentando que “no se puede romper el termómetro porque marcó fiebre”.