El aeropuerto de Copenhague, ciudad que será sede de la cumbre sobre cambio climático que comienza la próxima semana, tiene varios carteles con el rostro de líderes de potencias mundiales quienes en diez años más piden disculpas precisamente por no haber detenido los efectos de las emisiones de gases.
Y es que hay incertidumbre frente a la falta de compromiso de las potencias por reducir las emisiones y antes que comience el encuentro la agrupación ciudadana Greenpeace inició esta campaña.
Rodrigo Herrera, director ejecutivo de la entidad en Chile, afirmó que se requiere una drástica disminución especialmente de las emisiones de CO2, las que si bien países como Estados Unidos, China y Brasil están dispuestos a comprometerse, otras naciones no se han pronunciado al respecto.
“Para evitar que eso ocurra se tienen que tomar medidas de adaptación y mitigación ahora. En lo fundamental, se requiere de un acuerdo, de parte de los países industrializados y de los en vía de desarrollo, de reducir sus emisiones en un 40 por ciento sobre los índices del año 90”, precisó Herrera.
Sin embargo, las naciones desarrolladas están sacando la cuenta de los costos y el impacto en la economía que tendría una disminución de las emisiones, sin importar las consecuencias que podría tener para el medio ambiente ya no en el largo sino en el corto plazo.
El director ejecutivo de Greenpeace llamó entonces al gobierno de Michelle Bachelet a mostrar claramente la posición que tendrá en el encuentro de Copenhague.
“Esperamos que las autoridades muestren públicamente la posición que va a llevar Chile a la cumbre y que refleje exactamente lo que la Presidenta ha dicho en sus diversos discursos”, comentó.
Esto se refiere a la necesidad de diversificar la matriz energética, explotando principalmente fuentes de energía renovables como la eólica y la geotérmica, aunque, en la práctica, en los últimos años se ha verificado un incremento en el uso del carbón para la producción de este bien.
Respecto a la cumbre en la capital danesa, Rodrigo Herrera dijo que miran con preocupación lo que ahí va a suceder. Esto porque los acuerdos que se suscriban allí no serían vinculantes y, por lo tanto, no obligarían a los Estados a reducir las emisiones que inciden en el aumento de la temperatura del planeta.