A pesar de los esfuerzos globales por frenar la caza de ballenas, los nipones han apelado a un resquicio legal que les permite continuar cazando estos mamíferos. Los ecologistas aseguran que se debe a la falta de una política internacional clara.
Estos últimos días de diciembre se viven momentos de tensión en las aguas de la Antártica con los enfrentamientos que han protagonizado balleneros japoneses y ecologistas de Nueva Zelandia, quienes buscan impedir que los pesqueros nipones capturen cetáceos.
El buque de la organización ambientalista Sea Shepherd estuvo a punto de chocar contra el arponero japonés, Sonan Maru 2. Las acusaciones son mutuas para justificar el uso de botes de ácido corrosivo, láseres deslumbrantes y cañones de agua a presión.
Elsa Cabrera del Centro de Conservación Cetácea manifestó que estos sucesos ponen en riesgo a los involucrados por la falta de una política clara desde la Comisión Ballenera Internacional (CBI).
“Para nosotros este tipo de enfrentamientos es bastante preocupantes, ya que se realiza en una de las zonas más delicadas del planeta, como es la Antártica. Creemos que si esto está sucediendo es por la falta de acción de los gobiernos para detener la caza científica de ballenas en el seno de la Comisión Ballenera Internacional. Vemos con mucha preocupación cómo Japón, en medio de una negociación para definir el proceso de la CBI, liderada por el chileno Cristián Maquieira, continúa abusando de un resquicio legal como la caza científica”, aseguró Cabrera.
Japón realiza operaciones tanto en el Pacífico Norte como en el Océano Austral y para ello utiliza un resquicio legal que le permite auto-otorgarse cuotas de captura para cualquier especie de ballena, sin que tengan que realizar ningún tipo de consulta ni emplear mecanismos de regulación.
Cabrera criticó que la CBI se haya reunido los últimos meses a “puertas cerradas” y no se haya evidenciado una voluntad política real para enfrentar el actual proceso de negociación.
Juan Carlos Cárdenas de Ecoceanos aclaró que este es el momento de tomar decisiones y proteger las costas, apelando a un acuerdo hemisférico regional en el sur para prohibir todo tipo de caza de ballenas.
“Nuestra demanda es cerrar todas las aguas del hemisferio sur a las operaciones de caza, tanto ‘científica’ como comercial de ballenas. Nuestro país y la sociedad civil chilena el año pasado dieron un ejemplo y cerraron de manera indefinida cualquier posibilidad de caza científica y comercial en aguas chilenas. Japón es el único país que caza en aguas del hemisferio sur, siendo un país del hemisferio norte, por lo tanto, si la Comisión Ballenera no está funcionando, si Japón la tiene de rehén, es justo entonces que haya un acuerdo hemisférico regional”, declaró Cárdenas.
En tanto, los gobiernos de Australia y Nueva Zelanda tienen planeado acudir a vías legal si fracasa el esfuerzo diplomático para que Japón ponga fin a su polémico programa que autoriza la caza de ballenas por “motivos científicos”.
Mientras, las próximas reuniones de la Comisión Ballenera Internacional serán en los meses de enero y marzo.