El ex primero ministro británico, Tony Blair, insistió en que tomó una buena decisión al apoyar la guerra de Irak para derrocar al Presidente, Sadam Hussein, pese a que las supuestas armas de destrucción masiva nunca fueron encontradas.
Al prestar declaración en Londres ante la investigación sobre la guerra de Irak (2003), Blair dijo que, luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos, él estimó que no podía asumir el riesgo de que Hussein pudiera reconstruir su programa de armas.