Automovilistas, transportistas y dueños de pymes manifestaron preocupación por las declaraciones del próximo ministro de Hacienda, Felipe Larraín, quien no descartó normalizar el gravamen a las gasolinas. Con las alzas en lo que va del año, el precio de los combustibles podría llegar a los 700 pesos.

Polémica en la industria del transporte y en los automovilistas  causaron las afirmaciones del futuro ministro de Hacienda, Felipe Larrían, quien durante el fin de semana manifestó su intención de subir el impuesto específico a las bencinas.

El nuevo jefe de las arcas fiscales, se basó en un estudio elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el que aconseja no mantener la rebaja del impuesto específico, cuando el 25 de marzo deje de tener vigencia la ley que lo redujo en 2008 de  4, 5 a 6 UTM,  lo que implicaría un  alza de 50 pesos por litro.

El presidente de los Automovilistas Unidos de Chile, Vicente Faúndez, aseguró que de aplicarse la medida “lamentablemente”  va a perjudicar a todos, porque varios tienen a sus vehículos como herramienta de trabajo.

“No nos agrada. Ahora, que un gobierno nuevo, que recién está ingresando, haga esto, inmediatamente se transforma en algo impopular,  que les va a significar votos en contra más que votos a favor. Obviamente el alza de los combustibles va a provocar problemas en los bolsillos de los automovilistas y de la gente en general, porque indirectamente igual le afecta a todos, no solamente a los que tienen vehículo. Volver el impuesto especifico a su valor anterior, es una medida que va  a ser perjudicial, mal vista por todos los persona que poseen un vehículo ya sea automóvil, micro, camión…”, afirmó Faúndez.

En tanto, Juan Araya, presidente de de la Confederación Nacional de la Pequeña y Mediana Empresa (Conpyme) y de la Confederación Nacional de Dueños de Camiones  también rechazó la medida, afirmando que  de aumentarse el gravamen, el panorama se ve complicado para el sector, porque “la crisis no ha pasado, los pequeños y medianos empresarios aún estamos muy apretados”, dijo.

Si bien reconoció que existe un compromiso para que el impuesto vuelva a su nivel original, de todas maneras debe ser un tema a evaluar, pues el precio internacional de los combustibles está subiendo, los que sumado al impuesto sería un duro golpe no sólo a los transportistas, sino que a la gente en general.

“Los pequeños empresarios no andan paseándose con sus vehículos. Esto   nos afecta directamente, porque mucha gente tiene sus vehículos para movilizarse, para hacer sus trabajos y son bencineros. Nos preocupa esta alza, porque  la gasolina va a quedar a fines de marzo sobre 700 pesos, por ejemplo,  la de 93 octanos. Va a afectar un costo final inmediatamente, porque la gasolina subió en este año ya como 40 pesos y eso va a traducirse en casi 100 pesos de alza de combustible que afecta directamente el costo nuestro”, sostuvo Araya.
Araya agregó ya solicitaron reuniones con las autoridades económicas del gobierno y de la futura administración para conversar del tema.

En este sentido, el dirigente aseguró que “que el país tiene espacio para no aumentar este impuesto”, recordando además que durante la campaña presidencial y parlamentaria “se habló mucho de terminar con él”.

Lo que dijo el BID

En 2008 el ministerio de Hacienda encargó al BID un informe para estimar el nivel óptimo que debía tener el impuesto específico a los combustibles, el que fue enviado hace dos semanas a la comisión de Hacienda de la Cámara Alta.

El texto concluye que el actual gravamen, está entre un 40 y un 60 por ciento por debajo del nivel ideal: “el nivel vigente de los impuestos específicos a los combustibles, (4,5 UTM por metro cúbico para la gasolina automotriz, equivalente a 166 pesos por litro; y 1,5 UTM por m3 al petróleo diésel, equivalente a $ 55 por litro) está (…) entre un 40 por ciento y un 60 por ciento por debajo de su nivel óptimo".