El fuerte terremoto y tsunami que asoló a Chile el pasado de 27 de febrero ha dejado hasta ahora un saldo de 802 muertos, cientos de desaparecidos y daños de incalculable magnitud en viviendas, hospitales, colegios e infraestructura vial, en particular en las regiones del Maule y de Bío Bío, que han sido declaradas zona de catástrofe. La totalidad de las regiones impactadas concentran los mayores índices de densidad poblacional, por lo que se calcula que cerca de un 80% de la población habría sido afectada por los movimientos telúricos.
La situación se ve agravada por la suspensión de vuelos nacionales e internacionales y de los servicios de transporte interurbano, así como por la ausencia de servicios básicos, como el agua y electricidad, que persiste hasta ahora en vastos sectores.
Esta catástrofe ha dejado en evidencia la falta de protocolos de emergencia y alertas eficientes que permitan minimizar pérdidas humanas y daños materiales en un país de carácter sísmico, como lo es Chile. También la lenta respuesta del estado para implementar en las zonas devastadas ayuda de primera necesidad, tales como comida y abrigo, así como para habilitar albergues y atención de urgencia.
El sismo ha puesto de manifiesto, a su vez, serios problemas de conectividad, de telefonía celular y de red fija, que afectan el normal funcionamiento de los medios de comunicación en un país de extensa geografía. En efecto, a cinco días del terremoto, el sistema privatizado de comunicaciones en Chile no ha dado respuesta a las necesidades informativas que se requieren para una emergencia como la que se vive en el país. Los medios locales, y en particular las radios comunitarias, han sido fuertemente afectadas por esta situación.
Desde el año 1922 la radio ha jugado un rol social fundamental y de construcción de identidad del país. Por eso hoy se requiere más que nunca una valoración de la labor insustituible que desarrollan los medios locales en situaciones de catástrofe como la que enfrenta Chile, donde diversas zonas han quedado destruidas y aisladas, siendo múltiples las radios comunitarias cuyas dependencias se encuentran en el suelo, sus equipos destruidos o con sus antenas caídas, sin poder transmitir y dar el servicio que requiere la comunidad.
Es por eso que hacemos un llamado a la solidaridad internacional, para apoyar la reconstrucción de las radios comunitarias en Chile; así mismo, demandamos al futuro gobierno que establezca políticas públicas para el fomento de la radiodifusión comunitaria como un eje central y estratégico de las comunicaciones del país.
María Pía Matta
Presidenta AMARC ALC
Natacha Gómez
La Radioneta / AMARC Chile
Perla Wilson
Radio Tierra / Corporación La Morada
Paulina Acevedo
Observatorio Ciudadano / Red de Medios de los Pueblos
Juan Enrique Ortega
Eco Comunicaciones
Raúl Rodríguez
Radio Juan Gómez Milla / Escuela de Periodismo Universidad de Chile