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El AUGE de Obama

Luego de un año de una discusión legislativa con ribetes de serie televisiva estadounidense, el Presidente Obama finalmente logró la aprobación de la reforma del sistema de salud. Una ley que costará 940.000 millones de dólares en diez años (más de 31 veces el costo de reconstrucción de Chile) y que aumentará la cobertura sanitaria al 95 por ciento de la población.

Sohad Houssein, con información de RFI

  Viernes 26 de marzo 2010 18:22 hrs. 
Radio-Uchile

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Tras un sobresalto en el banco demócrata por el hallazgo de los republicanos de dos cláusulas que violaban los procedimientos legislativos, Barack Obama ya puede respirar. Bastó modificar estos puntos para que quedara aprobada la tan ansiada reforma de la salud, el caballo de batalla del Presidente.

El domingo pasado, Obama había obtenido la aprobación de la reforma en la Cámara de Representantes, la mayor del sistema de salud estadounidense en el último medio siglo, y que se dio tras una reñida votación y una épica batalla que duró un año.

Tal como en una serie estadounidense, a la discusión del proyecto no le faltó ningún elemento del drama. La derecha llevó a cabo una dura campaña contra la ley, para la que contaron con los recursos del poderoso lobby de la industria de salud. Los detractores de la iniciativa calificaron a Obama de socialista, incluso de Hitler, y la ex candidata Sarah Palin advirtió sobre un posible tribunal de la muerte que decidiría sobre la vida de los estadounidenses de aprobarse la reforma.

Además, el FBI investiga las denuncias las amenazas de muerte que recibieron diez representantes y sus familias por haber votado a favor de la ley, y debió brindarles protección especial a los que están en una situación más peligrosa.

En la arena política también hubo suspenso. Los republicanos consiguieron el apoyo de 34 demócratas, que votaron contra su partido y su Presidente, algo que en Chile rápidamente sería considerado como una traición a los principios ideológicos.

Pero igual como pasa en las películas, Barack, el protagonista, pese a las dificultades y al costo político que le significó esta iniciativa, salió triunfante de la primera prueba interna a su poder.

Cómo es el AUGE gringo

La ley aprobada, que mantiene el sistema en manos de privados, prevé extender la cobertura médica a unos 32 millones de estadounidenses mediante subsidios y ayudas fiscales. De esa manera, el 95 por ciento de la población estará asegurado, frente al 83 por ciento actual.

Sin embargo, se trata de una reforma cara. Una de las mayores críticas que generó fue su costo para el fisco de cerca de 940.000 millones de dólares en 10 años lo que, según sus detractores, podría aumentar el desempleo.

La reforma además contempla la prohibición de negar un seguro a quienes tengan condiciones médicas preexistentes, ni tampoco podrán subir sus precios por condiciones de género o estado de salud. Además establece nuevos impuestos para los ciudadanos de mayores ingresos.

Será prácticamente obligatorio tener un seguro médico mínimo. A partir de 2014, quien pueda tener un seguro, pero no quiera contratarlo, deberá pagar una multa.

Además, las empresas no estarán obligadas a asegurar a sus trabajadores, pero para aquellas que tengan más de cincuenta empleados deberán pagar lo que éstos cobren de los subsidios de salud estatales.

No habrá una aseguradora estatal, sino que cada estado deberá organizar Bolsas de Salud, algo parecido a las Isapres en Chile donde se podrán contratar planes.

Otro de los cambios que instaura esta reforma es que reduce los requisitos para acceder al programa de salud del Estado (Medicaid) para los sectores menos favorecidos, pero las personas ilegales seguirán sin cobertura.

Uno de las mayores objeciones que plantearon los sectores conservadores a este sistema fue que eventualmente los contribuyentes podrían financiar abortos, por lo que se estableció que estos procedimientos no podrán ser pagados con fondos públicos, a menos que se trate de violaciones o incesto.

Pero más allá de las objeciones prácticas al proyecto estrella de Obama, la discusión se centró en la defensa a ultranza de la libertad y la mayor intervención estatal que incorpora esta reforma.

Y aunque el nuevo sistema sí aumenta la intervención del Estado en un territorio que hasta ahora estaba reservado a las aseguradoras privadas, no llegó a cumplir la ambición inicial del Presidente de generar un sistema público.

“Esta no es una reforma radical, aunque es una reforma de gran envergadura. Esta nueva ley no será capaz de depurar todos los defectos de nuestro sistema sanitario, pero gracias a ella nos movemos en la buena dirección. Así es el verdadero rostro del cambio”, dijo el Presidente poco después de la votación.

Si bien Obama no logró cumplir con todos sus objetivos, este triunfo, paradójicamente en uno de sus momentos más bajos de popularidad, lo pone en un sitial histórico. El sistema de salud está en debate desde hace casi un siglo en Estados Unidos. Desde Theodore Roosevelt (1901-1909) a Bill Clinton (1993-2001), intentaron reformarlo sin éxito. Yes, he can.

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