Los socialistas allendistas y el 19 de abril

  • 20-04-2010

Los socialistas allendistas  han sido consecuentes con el legado de Allende. Durante años y en solitario se opusieron a las privatizaciones impulsadas por los gobiernos de la Concertación  (empresas de agua, leyes mineras, etc.) insistiendo también en el rechazo a la desnacionalización  progresiva del cobre.

Presagiando la mutación que se acercaba, después de su Congreso de Unidad, fueron activos en oponerse al ingreso del PS a la Internacional socialdemócrata conocida como Internacional Socialista, postulando en contraposición,un socialismo autónomo e internacionalista en el seno de un Foro de Izquierda sin exclusiones, agrupada en el Foro de Sao Paulo y en otras instancias como la Coordinadora Socialista Latinoamericana. En contradicción con quienes desde  la nueva elite socialista sostenían que los gobiernos de los EE.UU eran ahora aliados estratégicos, insistieron en el rechazo al imperialismo, condenaron las brutales agresiones y la invasión a Irak junto a la sistemática agresión Israelita hacia el pueblo palestino e impulsaron el reconocimiento de Chile a la RASD y la solidaridad con la lucha saharaui. Condenaron el bloqueo incesante a Cuba, denunciaron la agresión brutal al proceso bolivariano y el golpe a Chávez en el 2002.

Simultáneamente, argumentaron en contra del TLC de Chile con los EE.UU, señalando que aquello establecía un único y forzado modelo de desarrollo anti nacional y discreparon con los TLC que impulsaban los gobiernos concertacionistas de Chile con otros países, considerándolos instrumentos de externalización del gran capital y de los grandes grupos económicos chilenos.
Bregaron durante años en solitario dentro del PS en contra de la orientación económica neoliberal a la cual  parecía concurrir placenteramente la nueva élite del PS  durante los gobiernos de los Presidentes Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet. En cada evento partidario presentaban resoluciones de rechazo a las políticas económicas y monetarias dominantes, contraproponiendo medidas y soluciones que nunca fueron escuchadas. Durante años y en minoría- producto del control cupular, la desmovilización partidaria y el derrumbe ideológico -en cada uno de los controlados Congresos Socialistas, exponían la necesidad de una Asamblea Constituyente e insistían en la necesidad de ampliar las alianzas para recuperar una democracia participativa y soberana. Para aquello, había que superar la Concertación construyendo alianzas sociales y políticas más amplias con el Juntos Podemos y la izquierda no agrupada en partidos. Postulando un nuevo Pacto social y político para cambiar  el rumbo de Chile.

En las relaciones internacionales; respaldaron con entusiasmo la necesidad de un mundo multipolar para enfrentar otro mundo posible ante la globalización neoliberal dominante,  la  cooperación sur-sur y la unidad e integración de nuestra América. Solidarizaron incesantemente con la Cuba revolucionaria y su derecho a la autodeterminación. Aplaudieron las asambleas constituyentes como procesos de autodeterminación y de emancipación soberana. Solidarizando activamente con los nuevos procesos políticos y sociales como los que encabezan Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega, Fernando Lugo, Mauricio Funes y hoy Pepe Mujica. Respecto del Brasil, fueron tempranamente partidarios del PT y de Lula en tiempos en que sus compañeros social demócratas y social liberales que controlaban la política internacional (los que luego se convirtieron en fervientes partidarios de Lula cuando advirtieron que podía ganar) respaldaban entusiastamente al poder de turno en Brasil y su continuidad, es decir, respaldaban a sus  amigos progresistas José Serra, dirigente de los “tucanes” del PSDB del ex Presidente Fernando Enrique Cardoso.

Como corriente de izquierda del socialismo chileno, los socialistas allendistas, lucharon durante  años en condiciones adversas al interior de un partido diezmado y paralizado por una cúpula oficialista que los marginó  sistemáticamente de toda relación con el poder y de todos los espacios (salvo el social) desde donde influir con sus ideas y propuestas, particularmente del ejecutivo como del legislativo.

Así, el oficialismo socialista- el mismo que años después llevó al PS a su división y derrota- los caricaturizó y excluyó confluyendo en los hechos con los  medios de comunicación de pensamiento  único y de la derecha al caracterizarlos como un sector meramente “testimonial, marginal y por tanto inofensivos”.

Los allendistas se opusieron frontalmente -pero sin éxito- al lobby y a la relación entre el poder del dinero y del interés privado, que afectó durante los últimos veinte años el alma misma del socialismo e hizo mutar el ADN de aquel partido. Hoy lleva ese nombre pero dejó, en lo esencial, de ser el partido popular de los trabajadores manuales e intelectuales que fundaran Grove, Matte y Allende.

Al final, los socialistas allendistas  bloqueados en un pseudo Congreso termal (por expresar la idea de manejado), excluyente y cupular, efectuado en el 2008 e impedidos de competir con mínimas condiciones democráticas para desplegar y socializar sus tesis y debatir un cambio de fondo de la política del socialismo, tomaron la decisión de abandonar el PS -Escalona de la época, levantando la candidatura presidencial de Jorge Arrate y postulando la unidad de la izquierda con el Juntos Podemos, basada en un gran programa de transformaciones y la lucha contra la exclusión.

Hoy a 77 años del nacimiento del Partido Socialista como necesidad histórica, levantan las banderas de un Frente Amplio de Izquierda, como nueva fuerza política socialista plural, transformadora y anti capitalista. Impulsora decidida de una Asamblea Constituyente, para proyectar el allendismo y la izquierda  como necesidad y  respuesta histórica para el Chile del siglo XXI.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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