Si uno le cree al patriota Samuel Huntington quién sostiene que los gobiernos son residuos del pasado, -cuya única utilidad consiste en facilitar el mangoneo de las elites que manejan la manija-, no hay que excluir al de los EEUU. Si uno mira el planeta constata que el pobre Obama, patrón de un imperio decadente, no controla ni los esfínteres.

Israel se dedica a la piratería, -una de sus peores tropelías en la larga lista de sus numerosos pecadillos-, y Barack no puede sino callar. Colocado en una situación embarazosa, baja la cabeza, cierra el tarro.

Corea del Norte, -esa curiosa pervivencia del despotismo asiático-, hunde un barco de la vecina Corea del Sur y Robert Gates, secretario de Defensa yanqui declara: “todos los esfuerzos para responsabilizar a Corea del Norte por el hundimiento de la corbeta surcoreana Cheonan tendrán escaso efecto en vista de la actitud desafiante de Pyongyang”.

Irán se niega a despojarse de su derecho soberano a practicar la investigación nuclear, y Obama, incapaz de otra cosa, se limita a lanzar amenazas y a evocar sanciones tan inútiles como injustas.

Sudán practica un genocidio apenas encubierto en la región de Darfur mientras el “gendarme” planetario se limita a cuestionar las poco creíbles cifras de las víctimas que entrega Jartum.

En Irak el desastre provocado por la intervención yanqui debe ser maquillado en “éxito” de la lucha contra la insurrección y el terrorismo para permitirle al Tío Sam salir corriendo de manera algo decorosa. Mientras tanto la prensa informa que ayer hubo “Cinco policías muertos y 32 heridos en varios atentados en Bagdad” y que “Crece el número de muertos civiles desde los comicios parlamentarios de marzo”.

Hablar de Afganistán es escarbar inútilmente en la herida: hasta los generales cuatro estrellas del Pentágono confiesan que la guerra contra los talibanes está perdida. A pesar de un presupuesto militar que es superior a todo lo que el resto del planeta gasta en armamentos y en milicos.

Arthur Schlesinger, ex consejero de John Kennedy, describe los EEUU como “una superpotencia militar incapaz de asumir el costo de sus propias guerras”. Y agrega que los EEUU “no pueden tener un gran futuro como superpotencia” (porque)…. “No estamos en situación de gobernar el mundo”.

Rudyard KAZAN, un investigador de la puñeta militar, escribe que: “La lectura de los análisis producidos por los intelectuales del establishment americano es significativa. Más allá de sus divergencias, encontramos en Paul Kennedy, Samuel Huntington, Zbignew Brzezinsky, Henri Kissinger, Robert Gilpin y Francis Fukuyama, la representación  inquieta de la fuerza de los EEUU cuyo poder sobre el mundo aparece frágil y amenazado”.

Uno puede admitir que en el mundo los EEUU ya mandan menos que Herr Merkel frente a Frau Merkel. Pero… ¿y en su propia casa? British Petroleum provoca el peor desastre medio ambiental de la historia de los EEUU y nadie puede nada. ¿El gobierno yanqui? ¿Barack Obama?

Textualmente impotentes.

¿Y de qué sirve tanto armamento, tanto avioncito indetectable, tanto submarino atómico, tantos satélites espías, tanto portaaviones, tanta bomba nuclear, tantos AWACS, tantos helicópteros artillados, once generales cuatro estrellas y una jartá de generales tres, dos y una, West Point, las telecomunicaciones de película, los marines, Air Force One, Air Force Two, Wall Street, Microsoft y Apple, Bruce Willis y Spiderman, Harrison Ford y Batman?

Textualmente impotentes, te digo, textualmente impotentes.