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Las acrobacias de Piñera y el sueldo mínimo


Lunes 21 de junio 2010 15:21 hrs.


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Siendo los circos una tradición nacional en época de fiestas patrias, no sería extraño en la celebración del bicentenario ver a Sebastián Piñera caminando por una cuerda de esas que utilizan los acróbatas. Las características del Presidente lo sitúan en una personalidad un tanto especial, le gusta compenetrarse de la labor que ejercen los ciudadanos en terreno y de manera directa, “no se anda con cuentos”. En alguna ocasión pone la vacuna contra el virus AH1N1, maneja grúas y camiones pesados, ésta en lugares donde no es habitual que se encuentre un mandatario: pernoctando en una mediagua o en un Retén. Es decir, con claridad sale de la tradición lo cual ha sido más que notorio en sus 100 días que cumplió en el cargo.

Presidentes anteriores también hacían cosas en lo cotidiano que se encontraban fuera de lo común, pero en forma más esporádica o sin tanta sabiduría que en plena “fiebre mundialera”  demuestra un buen dominio del balón de fútbol y con los zapatos bien puestos.

Lo anterior es parte de lo anecdótico. Sin embargo, el país sigue su curso y los problemas de tipo social no tienen atisbos de desaparecer, sino por el contrario hay signos que indican su agudización en vistas que la derecha tiene concepciones de la vida por todos conocidas con valiéndose incluso de doctrinas que justifican las posiciones de cada uno en la sociedad. En particular en estos días como ya es habitual el “debate” se centra en el salario mínimo.

Para analizar el tema quisiera partir por destacar las cualidades del “ser humano” al momento de nacer. Se trata de un animal que tiene un desarrollo significativo en relación a otros como el perro, el gato, el elefante, etc. y existe la idea que es la versión mejorada del mono. Sus cualidades le permiten caminar, hablar, discernir, pensar y convivir con sus pares, expresado de esta forma, todos somos pares entre sí. Pero no es cualquier mono, en momentos llega a tal su nivel de conocimiento que pasan a ser “monos expertos”.

Así es como se va constituyendo el ser autodenominado “humano”, que se auto infiere un grado de “inteligencia” y por su tipo de adaptación al medio precisa de necesidades, las cuales en rigor si se va a las más básicas y como elementos de subsistencia no deben variar entre una persona y otra.

El problema es que una característica predominante en estos seres es la pérdida ostensible de una organización de vida que lo ubique en una “humanización” sino por el contrario reina la “deshumanización” más absoluta. No es casual la existencia del pobre y grandes sumas de dinero que lo separan del rico. Luego, viene la presencia de una “máquina perfecta” cuyos engranajes hacen que la sociedad transcurra en una constante desigualdad y que llega a tal nivel de elaboración que se ve amparada en tendencias religiosas de alta alcurnia que delegan responsabilidades en un Dios conservador y justificador de las relaciones económicas que vinculan a los individuos.

El punto crucial en lo descrito obedece a dos razones: una a nivel mundial que se representa por un orden individualista y egoísta; y otro por efectos de tipo local inserto en lo mismo anterior, que es vivir en un Estado Empresario.

Ese Estado Empresario se ve favorecido por gobiernos que están a su servicio o lo que ocurre en la actualidad que es el mismo Estado Empresario el que gobierna.

El meollo del problema, que por supuesto para el empresariado adscrito al poder no representa nada anormal, es que cuando surge la idea de crear una organización empresarial de producción y/o servicio, hay que hacer una inversión en maquinaria, en espacio físico, en transporte, etc. todo lo cual queda catalogado como gasto. Hasta ahí todo bien, pero luego viene la situación que la organización requiere para su funcionamiento y existencia, del trabajo de personas para ejercer distintos tipos de actividades, a las cuales hay que darles un valor representado que según sus resultados puede llegar a ser equivalente al salario mínimo. Es aquí donde la ruptura es total con esa cuestión planteada con anterioridad de las cualidades de los seres humanos al nacer, y es donde en definitiva ya no existe la necesidad básica común. Pero a pesar de ello se insiste en una estructura de este tipo y se proveen de los mecanismos para que perduren: en este sentido el salario mínimo es la “atribución económica legal” con que cuentan los empresarios y que según ellos de otra forma sus empresas no serían viables. En suma, la trilogía perfecta esta constituida por un salario bajo, la disponibilidad de personas de escaso nivel de formación y la existencia de actividades a las cuales se les asigna un nivel bajo de valoración, en este esquema un enfoque de salario para satisfacción de necesidades no tiene ninguna cabida en circunstancias que el mono que evoluciono hasta ser empresario responde a un mismo ciclo de vida del mono que evoluciono hasta ser trabajador.

Si se trata de identificar necesidades, no hay ninguna dificultad para enumerarlas: salud, educación, vivienda, recreación, transporte, alimentación, vestuario,  entre otras. Luego lo sensato es que cuando los “monos expertos” conversan sobre estos temas, debería estar en el centro el “presupuesto real de satisfacción de necesidades” ajustado a todos los rubros básicos mencionados, para desde ese ejercicio establecer el monto mínimo de ingreso. No se trata de contar con una variedad de subsidios ya que ello coarta algo tan pregonado por la derecha que son las libertades individuales para desenvolverse libremente en un sistema de tanto avance, pero que para gozar de sus beneficios hay que disponer de recursos.

La Iglesia en su rol multifacético de estar en todos lados, con ricos y pobres, el año 2007 a través del Obispo Goic trató de influir en sus feligreses con una propuesta de salario ético de $ 250.000, oportunidad en la que aludía a que era imposible que una persona fuera capaz de mantener una familia con $ 120.000 mensuales. Sin embargo, con el correr del tiempo la propuesta se ha mantenido intacta, sin reajuste ni variaciones de ningún tipo, aunque es obvio que el costo de la vida ha experimentado variaciones. Al tomar como referencia la UF, el salario ético del Obispo desde el momento en que lo propuso a la fecha ya estaría en alrededor de $ 279.700. Es claro que quienes asisten a misa dominical, son algo desobedientes y no escuchan este tipo de rogativas.

En la semana entrante el parlamento estará en su semana distrital, por lo que el monto final del salario mínimo deberá salir muy rápido bordeando la fecha tope que es el 30 de junio para que comience a regir el 1º de julio. Volviendo a la idea inicial en atención a la adrenalina con que quiere el Presidente impregnar su mandato, sería interesante que sea el mismo el que ensaye vivir durante un mes con $ 170.000 ó 180.000 y luego exponga al país el resultado de su experiencia, si ésta es exitosa no se trataría precisamente de una acrobacia, sino que deberíamos sorprendernos por un verdadero acto de magia envidiable por cierto.