Rapa Nui: Una historia llena de promesas incumplidas

El conflicto por la restitución de las tierras en Rapa Nui lejos de atenuarse, ha ido aumentando su fuerza con los días y mantiene complicado al Gobierno. A la renuncia gobernador Pedro Edmunds Paoa, se suma la mantención de las tomas de 14 terrenos fiscales que los isleños reclaman como propios y que fueron inscritos en 1933 por el Estado de Chile. El conflicto es de larga data y forma parte de las promesas que los Gobiernos han incumplido sistemática con el pueblo Rapa Nui, que denuncia indiferencia, aislamiento y amenaza con anexarse a la Polinesia.

El conflicto por la restitución de las tierras en Rapa Nui lejos de atenuarse, ha ido aumentando su fuerza con los días y mantiene complicado al Gobierno. A la renuncia gobernador Pedro Edmunds Paoa, se suma la mantención de las tomas de 14 terrenos fiscales que los isleños reclaman como propios y que fueron inscritos en 1933 por el Estado de Chile. El conflicto es de larga data y forma parte de las promesas que los Gobiernos han incumplido sistemática con el pueblo Rapa Nui, que denuncia indiferencia, aislamiento y amenaza con anexarse a la Polinesia.

Cuenta la historia oral de Rapa Nui, que al momento de acordar la cesión de soberanía a Chile en septiembre de 1888 con los nativos, el rey Atamu Tekena tomó un trozo de pasto con tierra, entregando el pasto a los emisarios chilenos para quedarse con la tierra.

El gesto ha sido interpretado por diversos antropólogos como una metáfora que si bien el Estado chileno sería soberano en Isla de Pascua, los isleños se reservaban el derecho sobre sus tierras. Lo mismo se extrae del documento que avala el pacto, donde no se hace alusión a la propiedad de la tierra y en su versión en lengua rapanui se usa el concepto de “mau te hoa kona” para referirse a Chile, es decir, “amigo del lugar”.

A 122 años del tratado, el reclamo por la restitución de las tierras pascuenses que el Fisco inscribió como propias en 1933, parece resonar más fuerte a través de la toma pacífica de 14 recintos del Estado, que mantienen las familias de Pascua que demandan su propiedad desde la semana pasada.

El primero en dar la alerta fue el presidente del Parlamento Rapa Nui, Leviante Araki, quien amenazó con desvincularse de Chile y anexarse a la Polinesia de no ser escuchadas las exigencias de su pueblo. Ultimátum que volvió a reiterar a Radio Universidad de Chile, argumentando que la única salida es  revocar la inscripción de las tierras  que en estos momentos se encuentran ocupadas.

“Los Rapa Nui  son los dueños de la tierra, son los originales dueños de las tierras que han sido ocupadas por el Estado de Chile hace más de cincuenta años. El Gobierno tiene que sacar la inscripción de 1933, así volvemos a aceptar a Chile, si no se va de aquí, no lo aceptamos más, nos vamos a Oceanía”, aseguró Leviante.

Pese a que este lunes se conoció que el gobernador de la isla, Pedro Edmunds Paoa, renunció a su cargo en vías de simplificar los procesos de acuerdo que se estarían trabajando, Lenki Atán, representante del Consejo Urbano de Rapa Nui, descartó que la dimisión de  la autoridad vaya aquietar los ánimos.

“Con el gobernador Petero Edmunds Paoa o sin él, la gente va a seguir en la toma, va a seguir en sus reivindicaciones. Aquí la cosa fue más bien política, algunos que se metieron y aprovecharon de sugerir la renuncia de él como para mejorar las negociaciones y la verdad es que ese no es el punto”, indicó Lenki Atán.

Para Patricia Vargas, investigadora del Centro de Estudios de Isla Pascua y co autora del libro 100 años en Rapa Nui, el conflicto por las tierras es de larga data y no se basa en la propiedad por parte de los rapa nui, en lo que habría acuerdo. “El Estado chileno en ningún momento se ha declarado como poseedor de la tierra. El tema está en los terrenos inscritos en el Conservador transitoriamente bajo la tuición de Chile, pero no está en cuestión la propiedad por parte de los isleños” señaló la antropóloga.

En este sentido, Vargas reconoce que la dificultad está en identificar de qué manera se distribuiría la tierra, pues las soluciones de las comunidades irían entre dejar una gran reserva comunal o repartir la isla a los distintos clanes y dejar en ellos su administración.

“Se requiere un espacio de reflexión en profundidad sobre qué hacer, porque no es solamente entregar las tierras y eso es lo que la propia comunidad debe acordar desde la diversidad de sus posturas. La Isla de Pascua no necesita que venga gente de afuera a tomar decisiones. Es el futuro de sus hijos, sus nietos en cuanto al acceso de un bien que es limitado”, sostuvo la investigadora.

Justamente a ello apuntaría la conformación de una delegación que desde Rapa Nui viajaría a Santiago a plantearle directamente al Presidente Sebastián Piñera soluciones para el conflicto, luego que la visita durante la semana pasada de autoridades de Bienes Nacionales y el subsecretario de Desarrollo Regional, Miguel Varas, no surtiera efecto ni avance.

Lenki Atián aseguró que las autoridades habrían pedido deponer las ocupaciones antes de sentarse a dialogar, pero los pascuenses rechazarían esta opción. “No lo van a hacer así, van a ir a conversar y cuando salga humo blanco en Santiago van a desocupar”, afirmó la representante, no sin antes recalcar que todo se ha desarrollado en forma pacífica, aunque desde el continente las autoridades hayan llamado a las Fuerzas Especiales para sitiar los terrenos. “Si el gobierno manda la fuerza, estamos dispuestos, porque estamos en paz”, ratificó Leviante Araki.

No obstante, todas los problemas podrían haberse llevado de mejor manera si se hubiera dictado a tiempo la ley orgánica constitucional que duerme en el Congreso desde que en 2007 se aprobó una reforma que calificó a la isla como “territorio especial”.  Dicha norma crearía la Provincia de Isla de Pascua, de manera que su gobierno y administración serían regidos por un estatuto especial, acorde a las necesidades de su comunidad, las que ahora son supervisadas desde el gobierno regional de Valparaíso.

“Tiene que ver con esta condición de islamiento, con las precariedades que tiene este territorio u otro. Reconocer que Chile no es diverso solamente culturalmente, sino en los desafíos que significa habitar el territorio. Se necesitan decisiones en otros centros que no son los que el sistema administrativo actual está dando”, afirma Patricia Vargas en relación a la normativa.

Sin embargo, después de tantos años de indiferencia y aislamiento, el pueblo Rapa Nui ya no confía en las promesas del gobierno y las palabras de Leviante Araki son enfáticas: para ellos el estatuto es uno  más de los incumplimientos del Estado chileno. “El estatuto para nosotros es una mentira, lleva años tramitándose. Ya estamos cansados. El pueblo Rapa Nui ha sido respetuoso, paciente y tolerante, hoy el vaso está lleno, ya se rebalsó”.

(Foto prinicipal: Marcos Moncada)





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