Los sindicatos y opositores franceses al gobierno conservador de Nicolas Sarkozy –que en estos días recibe a su aliado político Sebastián Piñera- bautizaron como “La Banda del Fouquet’s” a los financistas y empresarios que controlan la economía de Francia y que hoy están sacando adelante una ley que persigue la abolición de la jubilación a los 60 años para los trabajadores de esa nación europea.
Contra esa medida y contra esos poderes políticos y económicos –representados en la derecha francesa- se ha concentrado la escalada de marchas, paros y manifestaciones que por medio mes llevan adelante las grandes organizaciones sindicales francesas, junto a estudiantes, intelectuales y partidos de izquierda y progresistas.
Sarkozy junto a “La Banda del Fouquet’s” (nombre de un restaurante de lujo visitado por los millonarios en París), decidió llevar adelante una reforma que eleva de 65 a 67 años la edad para que los trabajadores puedan jubilar y tener “una pensión completa” y sube de 60 a 62 años la edad mínima para pasar a ser pensionado de manera anticipada.
Eso significará recorte de pensiones, tardanza en jubilación, beneficios para las empresas y los patrones y acotamiento de ciertos derechos laborales. La medida se aplicaría completamente a partir del 2023 y afectará sobre todo a quienes hoy tienen menos de 50 años.
En parte por ello se han movilizado estudiantes universitarios, ya que cuando ingresen al mundo laboral, estarán sujetos a esta normativa de Sarkozy.
Ninguna de las centrales ni organizaciones sindicales de Francia estuvo de acuerdo con este proyecto, ni sus representaciones políticas y sociales. Pero el gobierno siguió adelante. Ya tuvo el visto bueno el 15 de septiembre entre los diputados y lo mismo ocurrirá en el Senado. El Primer Ministro, Francois Fillou, dijo que no habrá pié atrás. Laurence Parisot, representante de los empresarios, amenazó con que si no se aprueba elevar la edad de jubilación, el sistema de pensiones colapsará porque se acabará el dinero para pagarlas.
Jean-Luc Mélenchon, de la coalición Frente de Izquierda y eurodiputado, dijo a la prensa que “hemos demostrado que somos capaces de mantener vivo este sistema (de pensiones) con derecho a jubilación a los 60 años, sin descenso del nivel de pensiones”.
Los dirigentes sindicales franceses dicen que hay capacidad financiera del Estado y de los privados y que lo que busca Sarkozy es, como en Chile, ahorrarle dinero a los privados y tardar en que los trabajadores puedan obtener pensiones ya retirados y sin tener que estar en la arena laboral.
Si de mayorías o representatividad de trata, en la última semana se han movilizado más de tres millones y medio de franceses en una escalada de paros y marchas que se han efectuado en París, Toulouse, Nancy, Marsella y Montélimar, entre otras ciudades y localidades. El Ministerio del Interior francés no ha reconocido más que un millón y medio de movilizados.
La Dirección General de Aviación Civil informó que no salen el 30% de vuelos desde el aeropuerto Charles de Gaulle y el 50% desde Orly. Los sindicatos dicen que han parado el 53% de los trabajadores de ferrocarriles urbanos, suburbanos y rurales, y el transporte de buses urbano presentó una paralización del 17%.
Junto a las marchas, la crisis en distribución de combustible ha sido lo más visible, ya que once de las doce refinerías de Francia están en paro. Se reportan dos mil 500 gasolineras sin dar servicio.
Alrededor del 14% de profesores de primaria está en paro, hay más de 200 escuelas sin clases, hay 83 sedes universitarias y 380 institutos en huelga.
Bernard Thibault, secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) de Francia, dijo que se trata de una consistente y amplia movilización nacional en toda Francia y que resulta increíble ver que el gobierno de Nicolas Sarkozy no detecte que los trabajadores están en contra de subir la edad de jubilación.
Va quedando claro que no sólo parece una crítica situación política para la administración conservadora francesa, sino que una de las mayores movilizaciones sindicales y sociales en Europa en contra de una acción laboral regresiva, al punto que algunos comentaristas hablan de un nuevo “Movimiento del 68” recordando la poderosa revuelta estudiantil por reformas en 1968.-