Muere uno de los símbolos de la dictadura argentina

Emilio Massera, uno de los ex jerarcas de la dictadura argentina (1976-1983), alias 'Comandante Cero', responsable de crímenes de lesa humanidad, murió el lunes a los 85 años de una hemorragia cerebral, según el Hospital Naval. Massera dirigió la ESMA, uno de los principales centros de detención y tortura.

Emilio Massera, uno de los ex jerarcas de la dictadura argentina (1976-1983), alias 'Comandante Cero', responsable de crímenes de lesa humanidad, murió el lunes a los 85 años de una hemorragia cerebral, según el Hospital Naval. Massera dirigió la ESMA, uno de los principales centros de detención y tortura.

De acuerdo con el parte médico, la muerte de Massera se produjo a las cuatro de la tarde de este lunes, a causa de un “paro cardiorrespiratorio no traumático” como consecuencia de las secuelas neurológicas de un accidente cerebro-vascular (ACV) que había sufrido la semana anterior. Massera, de 85 años, había sido internado por última vez el 19 de abril de este año.

Junto con Jorge Rafael Videla y Orlando Ramón Agosti, Emilio Massera integró la junta militar que encabezó el golpe de Estado en 1976 y el posterior gobierno de facto. Durante los sangrientos años de la dictadura, fue el máximo responsable de la maternidad y el centro de detención clandestinos que funcionaron en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), en donde estuvieron secuestrados ilegalmente al menos 5000 detenidos-desaparecidos.

Condenas e indultos

En 1985, ya en democracia, Massera había sido condenado a prisión perpetua, inhabilitación absoluta y pérdida del grado militar durante el recordado Juicio a las Juntas que se siguió por los crímenes cometidos durante la dictadura. En ese entonces, la justicia argentina determinó que había sido responsable de 3 homicidios agravados por alevosía, 7 robos, 12 tormentos y 69 privaciones ilegales de la libertad calificadas por violencia y amenazas. Pero en 1990, debido al indulto firmado por el entonces presidente Carlos Menem, Massera recuperó su libertad.

Años más tarde, en 1998, otra jueza federal ordenó su prisión preventiva al considerar que era responsable del secuestro y el ocultamiento de la identidad de hijos de desaparecidos, delitos que no prescriben. En noviembre de 1999, el juez español Baltasar Garzón lo procesó, dictó una orden de detención internacional y, en febrero de 2007, el gobierno español pidió su extradición. Sin embargo, en 2005, el ex represor había sido declarado “incapaz” de ser juzgado “por demencia”, debido a las supuestas secuelas de un aneurisma cerebro-vascular sufrido en 2002.

Desde entonces, en Argentina se suspendieron tanto las causas en su contra como los pedidos de extradición. Esa situación tampoco se revirtió cuando, hace dos meses, la Corte Suprema de Justicia argentina confirmó la nulidad de los indultos, ya que Massera seguía estando declarado “incapaz” y no podía ser juzgado.

Sin embargo, aunque en Argentina la justicia había considerado que su estado de salud no le permitía afrontar un proceso judicial, desde el año pasado, estaba siendo juzgado en ausencia en Italia por la desaparición de tres ciudadanos ítalo-argentinos: Angela María Aietta de Gullo, Giovanni Pegoraro y su hija Susana, que estaba embarazada y había sido madre de una niña en la ESMA. En el marco de ese proceso, un médico legista enviado a Buenos Aires por la justicia italiana había alertado sobre la posibilidad de que Massera estuviera simulando acerca de su estado de salud y certificó que el ex dictador estaba en “plenas facultades” para enfrentar el juicio.

Aunque la decisión de la justicia local había permitido que se suspendieran las acusaciones que existían en su contra en Argentina -tanto en la causa por los crímenes cometidos en la ESMA como en las investigaciones por la apropiación sistemática de hijos de desaparecidos-, el de Italia, entonces, era el único proceso judicial contra Massera en el mundo que seguía su curso. De acuerdo con testimonios recientes que se conocieron durante ese juicio, Massera entregaba condecoraciones en la ESMA a los integrantes de los grupos de tareas que dependían de él y mantuvo el poder de decisión sobre el destino de los secuestrados de la ESMA aún después de haber dejado de ser jefe de la Armada.

Muerte impune

Luego de conocer la noticia, la diputada Victoria Donda, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados de Argentina, lamentó que Massera haya muerto sin condena, ya que, de acuerdo con los procedimientos habituales de la justicia, cuando los juzgados en los que estaba imputado reciban su certificado de defunción, los magistrados dictarán la extinción de la acción penal por muerte y, por lo tanto, el sobreseimiento del ex dictador.

“El ex dictador Emilio Eduardo Massera muere impune, lo cual representa un profundo agravio a la democracia, a sus instituciones, a todas las personas que pensamos que el único lugar posible para un genocida es la cárcel. En fin, un agravio a toda la humanidad. Para la memoria de este pueblo, Massera aparecerá siempre como un ser nefasto, alguien a quien la historia terminará condenando al sitio más oscuro”, declaró Donda.

Por otro parte, la diputada —hija de desaparecidos, nacida en la ESMA cuando su madre estaba secuestrada— explicó que es necesario “reflexionar profundamente sobre cómo un personaje semejante puede vivir más de 30 años en total impunidad”. “Su muerte permite ver claramente que es mucho lo que falta por conquistar. Se ha avanzado a grandes pasos en los últimos años en cuanto a la condena de los crímenes del terrorismo de Estado. Mes a mes, se van acumulando penas, pero el caso de Massera no puede menos que dejarnos un sabor agridulce. Pero el pueblo argentino lo ha condenado”, agregó.

Finalmente, en referencia a la causa que investiga los crímenes cometidos en la ESMA, la diputada del opositor partido Proyecto Sur sostuvo: “No hay que olvidar que Massera fue el gran maestro en la ESMA; por lo tanto, fue el máximo responsable de la maternidad clandestina que funcionó dentro del centro de tortura. Hay cientos de familias buscando todos los días a los jóvenes que fuimos robados allí. Es necesario el máximo esfuerzo del poder judicial para que la causa ESMA avance al mayor ritmo posible. No puede morirse otro genocida impune”.





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