“Vamos a recibir en el Elíseo a las nuevas autoridades de Trípoli. Junto a todos los países representados, con la ONU, la Liga Árabe, la Unión Africana, vamos a dar vuelta la página de la dictadura y de los combates y abrir una nueva era de cooperación con Libia”, sintetizó el miércoles el Nicolas Sarkozy ante los embajadores de Francia reunidos en París.
La reunión, que debe empezar a partir de las 17H30 locales (15H30 GMT) en el palacio del Elíseo, se abre con una noticia alentadora para la rebelión: Rusia, que se había opuesto junto a China, Brasil, India y Sudáfrica a los ataques aéreos por considerar que iban más allá de la resolución de la ONU, reconoció finalmente este jueves al Consejo Nacional de Transición (CNT). Sudáfrica, “descontenta”, indicó que faltará a la cita.
Para París, la meta de la reunión es encausar la era post-Kadafi y no repetir la anarquía que siguió al derrocamiento de Sadam Hussein en Irak. El CNT estará representado en la cumbre por su presidente Mustafá Abdeljalil y por su número dos, Mahmud Jibril.
Los nuevos líderes anunciaron que presentarían la hoja de ruta para democratizar al régimen tras 42 años de dictadura y pedir la liberación de fondos libios en bancos extranjeros, que alcanzarían unos 50.000 millones de dólares.
Por lo pronto, Francia anticipó que desbloqueará 1.500 millones de euros para el CNT; Italia 500 millones de euros y España 16 millones de euros.
Negocios de hoy… y de ayer
Para los países que apoyaron a la rebelión es también hora de sellar negocios con los nuevos representantes libios. El presidente del CNT ya hizo explícito un reconocimiento de deuda con los occidentales: las nuevas autoridades “favorecerán a los países que nos ayudaron”, dijo. “Los trataremos en función de lo que nos han aportado”, agregó.
En este sentido, el diario galo Libération publica que Francia ya concluyó un acuerdo con el CNT que le atribuye la explotación del 35% del petróleo de Libia, principal reserva petrolera de África y cuarto productor del continente.
Más embarazosa es la revelación del Wall Street Journal, que asegura que una filial del grupo de informática francés Bull, Amesys, ayudó al régimen de Gadafi a espiar a los opositores al régimen al equiparle a fines de 2008 un centro de vigilancia de internet.
El diario francés Le Figaro va más allá este jueves y afirma que Amesys y la inteligencia militar francesa capacitaron al régimen libio para espiar a los ciudadanos por un contrato facturado en “diez millones de euros”. “Pusimos a todo el país bajo escucha”, asegura un militar francés que participó en la operación. El contrato incluía la intercepción de llamadas telefónicas, mails, chats, Twitter y otros programas utilizados por ocho millones de libios, es decir a todos.
La pista argelina
Mientras tanto, en Libia, siguen buscando a Kadafi, por quien el CNT ofreció una recompensa de 1,7 millones de dólares vivo o muerto. Su paradero es aún desconocido. Sin embargo, el diario argelino El Watan asegura que el dictador en fuga habría intentado negociar con las autoridades argelinas su ingreso a Argelia desde la pequeña ciudad fronteriza libia de Ghadames, en donde se encuentra con su familia.
El Watan, que cita fuentes cercanas a la presidencia argelina, publica este miércoles que Kadafi había “intentado contactar por teléfono al presidente Abdelaziz Buteflika, quien se rehusó a tomar la comunicación”.
“No es la primera vez que Kadafi y emisarios intentaron contactarse con el presidente argelino”, según las mismas fuentes. Además, Argelia adelantó el jueves estar dispuesta a reconocer al CNT y descartó dar asilo a Gadafi.
Lo que sí está claro es que la familia del coronel Kadafi se encuentra dividida. Mientras uno de los hijos del ex dictador, Saif al Islam, llamó el miércoles a los libios a resistir, su hermano Saadi dijo estar dispuesto a rendirse.