Conversé con Sebastián Vásquez tiempo después de haber recibido su último premio como bicampeón mundial Descenso Master Camboriu este 2011. Me recibió en su departamento, el mismo lugar donde trabaja como productor de eventos deportivos.
Los comienzos
Mi papá me enseñó a andar en bicicleta y partí muy chico haciendo bicicross; a los cuatro años comencé a andar en bicicleta y a los seis empezamos a competir, hasta los once. Luego, vino una época de no competencia, pero siempre practicando bicicleta, más que todo en la calle, en la misma “bici” hasta como los 15, época en que la cambié por una de mountain bike y volví a competir a los 16.
Ese año fui campeón nacional junior, repitiendo el título a los 17 y 18 años. Después mi carrera agarró vuelo por sí sola, con los resultados, los viajes, por lo que implicaba ser parte de la selección nacional. Entonces, tenía bicicletas y repuestos gratis, incluso, algunos de los viajes también eran pagados por las marcas que auspiciaban o por la Federación.
Así se fue dando una bola de nieve que paró el 2004 con un título sudamericano. Ese mismo año salí cuarto a nivel latinoamericano y todos los años iba saliendo un buen resultado, entonces, en ese sentido, se iba enlazando la propuesta de seguir dedicándome a algo tan atípico como es la práctica del mountain bike. Al principio yo hacía Cross Country Descenso y a partir del 2005, solamente Descenso, que era donde tenía los mejores resultados.
En general, todos los años tenía buenos resultados afuera y he intentado seguir apuntando a mejorar y a tratar de alcanzar el mejor nivel posible. Fui campeón panamericano cinco veces, tres en profesionales y dos en masters -mayor de 30 años-, que es mi categoría actual. Y fui campeón nacional 13 veces: tres en junior, cinco o seis en elite y el resto en master. La última fue el 2005, porque me retiré ese año como campeón nacional. Por otro lado, siempre estuve en las finales en la mayoría de las copas del mundo en que competí y lo mejor que hice fue 26″ en un mundial, a 5’’ del primero.
En un Mundial -en Francia- fue 31”, a 9” del primero, estamos hablando de mucha competencia, gente entrando en el mismo segundo.
A partir del 2005, después de haber conseguido ocho medallas panamericanas –cinco de ellas de oro- decidí dar un paso al costado de la categoría máxima, por temas de presupuesto. Había muy poco apoyo y, en general, con 31 años yo no tenía la proyección como se esperaba. Era master y seguía siendo un corredor de elite.
Decidí montar una tienda de bicicletas en sociedad con una gente. Hoy no la tengo, pero derivé a producción de eventos deportivos, pero no quise dejar nunca de competir, porque es lo que más me gusta. Además, había mucho interés de parte de algunas marcas en que yo siguiera compitiendo y eso me hacía salir, me permitía tener bicicletas que son carísimas, gratis.
Me puse metas altas -como siempre en mi vida- y quise intentar hacer algo en la categoría a nivel mundial el 2008 (el 2006 fui campeón panamericano). Terminé 13º en mi categoría y 25º en la clasificación general. No era lo que esperaba, yo pensé que iba a andar bastante mejor, pero me tocó competir con mucha gente con quienes corrí cuando era elite y eran los mejores: campeones de Europa, campeones del mundo, gente que tiene sus nombres en marcas de bicicleta o en ropa, en accesorios. En el fondo, son leyendas de sus países y me motiva muchísimo seguir.
Busqué el apoyo de la empresa privada con este objetivo, con este sueño de ser campeón del mundo o intentar hacer un podio en algún minuto. Por suerte, hubo gente que me apoyó, soy parte del Team VTR –probablemente soy parte de los pocos corredores no elite o juniors que son de este team- y también tengo el apoyo de Oxford y varias marcas más.
La vida y este camino
Practicaba bicicross y no era de los mejores. Entraba a las finales, a veces me subía al podio y para mí era un deporte que me gustaba y yo estaba en el colegio. Después de eso, empezamos a practicar mountain bike con mi hermano y en la primera carrera que corrí, salí segundo. Después de eso fui campeón nacional ese mismo año, entré a uno de los equipos buenos y nunca más pagué una bicicleta o un viaje, salvo situaciones puntuales. Esto te va abriendo las puertas de cosas que quieres hacer, o sea, yo hoy no conocería el mundo si no hubiera practicado mountain bike.
El hecho de conocer diversos países del mundo hace que exista más interés por seguir practicando y mejorando, entonces, no se trata de una decisión que se tome de un día para otro. En el fondo, son decisiones que se toman, según la consecuencia de tu talento.
Cuando yo salí del colegio no tenía plata para estudiar, por lo tanto, tampoco estaba dispuesto a meterme en un crédito o un endeudamiento, cuando tampoco estaba seguro de qué es lo que quería estudiar, entonces no tenía sentido. Y, por otro lado, tenía esta carrera atípica deportiva que me estaba dando plata, posibilidades de viajar y que estaba ahí para tomarla. Yo tenía el talento -según me decía mi entorno y yo podía ver- y quise seguir.
Soy casado, pero no tengo hijos, y eso te permite tener un poco más de tiempo, aunque siempre es difícil, porque hay que sacrificar momentos familiares por viajes o por entrenamiento.
Pero la verdad es que creo que la presión deportiva es cada vez menos. Curiosamente, después de ser campeón del mundo el año pasado, se me descargó la mochila. Fue como haber alcanzado la cima del Everest y si después no volvía a “subir el Everest” ya lo había logrado. Este año asumí de una manera mucho más relajada el campeonato mundial.
Nadie en Chile ha sido campeón del mundo de este deporte y a nivel continental, no hay nadie que lo haya hecho dos veces y a nivel mundial, pocos; entonces, estoy escribiendo un nombre que ya ha sido importante. Por ejemplo, cuando gané cinco Panamericanos, siendo el mejor, detrás de un brasileño, quien ha ganado seis veces.
“Para mí todas las carreras son la última”
Hoy lo disfruto. Para mí todas las carreras son la última. Todos los años son la última temporada, pensando en que de repente va a venir una lesión que me va a dejar fuera, porque es muy raro que alguien dure tanto tiempo en un deporte extremo. Lo disfruto siempre como si fuera la última vez y no me complica la necesidad de ganar.
El apoyo en Chile
Sería un malagradecido si dijera que nunca me han apoyado, porque algún viaje ha salido por la Federación. Pero para llegar a ser campeón del mundo no ha habido incidencia. Yo no siento ningún apoyo ni gubernamental ni federativo. Ni un peso ni una palabra de apoyo ni nada.
Chile hoy tiene un marco espectacular para la práctica de mountain bike. De los nuevos corredores se destacan: Antonio Leiva, Mauricio Acuña, Enrique Génova y Gustavo “Guga” Ortiz.
-¿Te hubiera gustado que existiera?
La verdad, me da igual. Creo que los objetivos no tienen que pasar por que venga papá gobierno a darte las cosas. Debiera haber una política deportiva mucho más importante de la que existe. Me hubiera gustado, porque si hubiera tenido el apoyo del Estado habría llegado a ser campeón mundial de elite. Claro que me hubiese gustado, pero si me preguntas hoy si me importa, no. Yo lo hago por mí. Llevo la bandera en el hombro igual y soy suficientemente nacionalista, sin necesidad de estar recibiendo plata. Ante todo soy chileno y represento a mi país, me comporto como tengo que hacerlo como deportista de elite en un torneo internacional, porque no solo estás corriendo por ti, sino que llevas a tu país en la bandera en la ficha, en la inscripción, en tu polera y, de esa forma, hay que tratar de mostrar lo mejor de lo nuestro. Pero a nivel de apoyo, nada.
Ahora trabajo en producción deportiva, que está enlazado con lo que sé, con haber corrido y participado en tantas Copas del Mundo y campeonatos.
Hoy mezclo las dos cosas: tengo un calendario laboral y de competencia. Entreno todos los días. Soy independiente, por lo tanto, todos los días saco una o dos horas para entrenar y mantenerme en el mejor nivel. Sigo con 37 años, guapeándole a los de 20.