Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 28 de marzo de 2024


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¡Truco!


Lunes 26 de septiembre 2011 10:01 hrs.


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En Argentina y Brasil existe un juego de cartas en el cual cuando uno cree que el adversario está orquestando un bluf, le grita: “Truco!”.  Pues bien, según uno de los periódicos del duopolio informativo, estaríamos próximos a solucionar el conflicto educacional…  Truco!

Sucede que la expresión “conflicto por la educación” ha ido gradualmente cambiando su esencia y me gustaría hacer un aterrizaje a lo sustancial.

Tomemos cualquiera de las banderas originales por las cuales empezamos a desfilar por las calles el 28 de abril, por ejemplo, el absurdo endeudamiento que sufre un chileno por tratar de estudiar en la Universidad, sin garantía de lograrlo o de que su título vaya a ser útil.  En este caso, el “conflicto por la educación” es el que sufre ese chileno y la solución a dicho conflicto podría pasar por diversas medidas, como que ni bancos ni Ues inescrupulosas se conviertan en acreedores de este chileno, o porque el Estado subsidie parte de sus estudios de una forma efectiva.

Al poco andar, fuimos reclutando varios problemas intrínsecos al cómo se concibe la Educación (con mayúscula) en nuestro país y en ese momento el “conflicto por la educación” pasó a ser la sumatoria de esas banderas.  Y así la Confech sintetizó mucho de esa sumatoria en un documento que pretendía ordenar todo eso que se llamaba “conflicto por la educación”, así como proponía soluciones a cada aspecto (no quiero entrar ahora en la discusión de lo pertinente de dichas propuestas).

Sin embargo, para poder darle relevancia a los problemas concretos de la educación, los estudiantes se hicieron de “armas” tales como paros, marchas, tomas y muchas otras manifestaciones más novedosas (mobbing, besatones, corridas, etc…).  El quid de dichas armas es que incomodan en su ejecución: a alguien no le gusta que los estudiantes no vayan a clases o que interrumpan el tránsito en las calles; lógico, esa es la forma de hacer notar sus demandas.  Entonces, en ese momento el “conflicto por la educación” pasó a ser el conjunto de dichas “armas” y la solución al conflicto pasó a ser cómo convencer a los estudiantes de que la corten con sus manifestaciones.

En algún momento de la tensión, los estudiantes (en contra de los pronósticos de los tergiversadores de siempre) comprendieron que había que negociar y como en toda negociación lo que cedes es inversamente proporcional a tus instrumentos de presión.  Así las cosas, los estudiantes exigieron ciertas condiciones para sentarse a negociar y como la autoridad no quería reconocer los instrumentos de presión que derivan de las condiciones de negociación, entonces ahora el “conflicto por la educación” pasó a ser cómo sentarse a conversar (los famosos cuatro puntos que la Confech exigía de los que según el Presidente dos habrían sido aceptados).  En esa misma línea, la “solución” al conflicto era proponer condiciones para sentarse a negociar.

Así, ahora nos dicen que el conflicto está por solucionarse porque el Ministro Bulnes habría enviado una carta a los estudiantes acercando posiciones para sentarse a conversar.  Aunque sea cierto, aunque logren sentarse a negociar, Truco, Truco, Truco!  El conflicto se solucionará el día en que objetivamente ningún chileno tenga que endeudarse hasta el tuétano para estudiar.

Y si otra vez hubo más de cien mil personas en las calles de Santiago el jueves 22 de septiembre, es porque el país comprendió que la solución al “conflicto” pasa por cambiar el concepto de educación: no como gasto que alguien tiene que financiar, sino como inversión que un país tiene que realizar para mejorar el bienestar de su población.  Seguir viendo la educación sólo desde la óptica de los costos, es incentivar la visión de que hay que buscar el beneficio pecuniario a toda acción de la vida: si lo que debería ser mi derecho no es un derecho, entonces aquello que podría hacer como deber para con el bien común sólo lo haré en la medida en que me reporte 30 monedas.  Estamos cansados del egoísmo implícito al concepto de Educación como bien de consumo: queremos una solución de fondo al “conflicto de la educación” y seguiremos exigiéndolo en las calles hasta lograrlo!

* Académico de la Universidad de Chile, miembro del Senado Universitario.