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Piñera “Latinamerican”


Miércoles 14 de diciembre 2011 16:47 hrs.


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Esta semana el Presidente de México ha llamado “desequilibrados fiscales” a Estados Unidos y los países europeos. Al hacerlo, reclamó a su vecino los aportes necesarios al FMI para que dicho organismo pueda atender las emergencias en la crisis económica mundial.

Su canciller, Patricia Espinosa, ha señalado que el Plan Mérida -establecido por Estados Unidos como una “alianza para el combate al narcotráfico” en México y Centroamérica- ha resultado más bien en un plan de regalos de aeronaves y limitadas transferencias monetarias, que no altera sustantivamente asuntos claves como el tráfico de armas ni el consumo de drogas. Esto, luego de la denuncia de que la DEA ha estado lavando dinero en territorio mexicano de 1984 como parte de sus operaciones en ese país.

Por su parte, en su intervención en la cumbre inaugural de la CELAC, el presidente de Colombia Juan Manuel Santos insistió en la disponibilidad de su gobierno para hallar una salida política al conflicto armado de su país, y animó a sus pares latinoamericanos a darle la ayuda que se solicite para tal propósito.

Mientras estos presidentes, ambos de derecha, ponían en evidencia contradicciones con la agenda de Washington ¿Qué hizo Sebastián Piñera en su discurso en la misma cumbre?

“Solidarizó” con la guerra contra “terroristas” y enemigos “crueles” en Colombia, olvidándose de la salida política ofrecida por Santos; apoyó el combate sin tregua al narcotráfico en México, en el cual el gobierno de Calderón atribuye parte de responsabilidad a Estados Unidos. Con soltura, Piñera llamó a “dejar de buscar afuera” la solución a los problemas que se pueden resolver “adentro”.

En resumen, una posición internacional elegante pero violenta, sesgada a favor de las políticas hegemónicas puestas en marcha hoy sin los brillos ni los recursos de la Alianza por el Progreso. Un discurso centrado en los blancos de la estrategia global instalada por los Bush, que aún los gobiernos más inclinados a la derecha en el continente se ven en la necesidad imperiosa de adecuar. En materia social -el punto fuerte de los discursos presidenciales en la reunión- una propuesta populista, atravesada por el paradigma del Estado gerencial sin implicaciones para políticas de nuevo tipo.
Esto hace preocupante en la presidencia pro-témpore de Piñera en la CELAC.

Se puede prever un ejercicio más centrado en desplazar los espacios de brillo concertacionista en los organismos internacionales (Bachelet en ONU-Mujer, Insulza en la OEA, Lagos y sus conferencias internacionales, habida cuenta del declive de los acuerdos globales en materia de cambio climático en los que quiso posicionarse).

También un esfuerzo por hacerse ver como hombre de ideas y prestigio internacional, algo a lo cual la derecha chilena renunció de manera radical cuando aupó y gerenció la dictadura militar.

Por último, un rol geopolítico al cual hay que prestar atención, tomando en cuenta que en 2012 habrá elecciones simultáneas en Venezuela, Estados Unidos, México y República Dominicana. Ya en el país sudamericano la oposición ha comenzado, sospechosamente, a hacer pre-anuncios de fraude gubernamental.

A lo interno, Piñera ha anunciado su apoyo a una reforma tributaria, jugando a una lucha de posiciones en 2012, concediendo favores parciales mientras defiende los intereses estratégicos de quienes son la materia prima de su proyecto.

El plan de ataque tendrá una nueva faceta, con todo lo pintoresco, estrambótico y peligroso del caso: Piñera “Latinamerican”.