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Año XVI, 18 de abril de 2024


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¿Me entiende?

Columna de opinión por Vivian Lavín A.
Sábado 17 de diciembre 2011 15:19 hrs.


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La cifra que nos dejó perplejos esta semana es que el 84 por ciento de quienes habitamos este país no entiende bien lo que lee. Eso de “no entender bien”, tiene múltiples derivadas, pero en definitiva, es una elegante y brutal manera de decirnos que somos un país de personas, para decirlo en positivo, que entienden poco. Y, por lo tanto, no nos damos cuenta de la gravedad del diagnóstico y, en cambio, que se trata de  una “larga y penosa enfermedad”, y no un cáncer que nos está carcomiendo de manera irreparable. Pensaremos que un promedio de 5,4 libros al año de lectura entre el público que se considera como lector es una cifra satisfactoria, pero no entenderemos que se trata sólo de un 5 por ciento de la población. Pensaremos que mientras nosotros, dedicamos nuestras sagradas tres horas diarias al consumo televisivo, que es lo que prefiere un 37 por ciento de la población, siempre habrá un buen vecino disciplinado que haga el trabajo por nosotros y suba el promedio de lectura. Y como entendemos poco, creeremos que como en la televisión casi no se habla de libros ni de escritores ni de cine ni de museos ni de historia, es porque no debe ser tan importante, de otro modo algo saldría.

Seguiremos pensando que los niños sí tienen que leerse los libros obligatorios para su educación escolar, y si no alcanzan a hacerlo, bueno, un buen resumen para capear la tormenta de la prueba basta, porque la nota es más importante. Porque como casi en el 80 por ciento de los hogares en Chile nunca y, a lo más, ocasionalmente se habla de libros o lecturas, en nuestras casas pensaremos que no es algo tan dramático.

Como la gran mayoría de nosotros no pertenece al quinto quintil, jamás sabremos que son ellos, los que tienen mejores condiciones económicas, los que están en cómodas casas sentados en confortables sillones, son los que más leen porque se los fomentaron sus propios padres o familiares y que entre ellos, no hablan tanto de lo que pasa en la televisión sino que de cosas que están en otro mundo, muy lejano, tanto, que pareciera no importar.

Leeremos poco pero no somos tontos y sabemos que en la vida hay que estudiar, entonces nos sacaremos la mugre trabajando para darles a nuestros hijos una educación, aunque sea pagada en un establecimiento con fines de lucro. Porque lo que vale es el diploma que pondremos en la cabecera de su cama, aunque nuestro hijo termine trabajando en otra cosa que no tenga mucho que ver con lo que estudió porque el mercado laboral está difícil.

Y claro, a veces, nos dan ganas de leer, pero nos vence el sueño, y nos quedamos dormidos en la micro en la hora y media que nos demoramos desde nuestro hogar hasta el trabajo y desde nuestro trabajo de regreso a nuestro hogar. Y si por casualidad nos regalaron el diario gratuito que reparten en la calle o en el Metro leeremos sobre este Estudio de Comportamiento Lector realizado por la Universidad de Chile y diremos qué pena que se lea tan poco en Chile, pero no llegaremos hasta el párrafo final que establece que las diferencias en capital humano muestran que un 32 por ciento de la brecha del PIB chileno con el PIB promedio de los países de la OCDE podría vincularse a una capacidad lectora de la población y que leyendo un poquito más, sólo de pasar de ser un lector que lee ocasionalmente a uno que más frecuentemente, el ingreso aumenta inmediatamente un 7,6 por ciento…¿entiende?

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.