El poema es genial, aunque al mismo tiempo terrible por su vigencia. Porque en algunos ámbitos las cosas parecen cambiar poco. Porque recién se acaba de conocer la clasificación anual de libertad de expresión de Reporteros Sin Fronteras, según la cual Chile sufrió la mayor caída en América Latina en su situación interna.
La represión de los movimientos de protesta y sus consecuencias en la prensa hicieron caer a nuestro país 47 puestos. A juicio de la organización, la revuelta estudiantil evidenció los ataques físicos o a través de internet y los atentados contra periodistas, los que se sumaron a la violencia que sufrieron algunos profesionales. Muchos de estos ataques, agrega Reporteros sin Fronteras, fueron acompañados de detenciones forzosas y de la destrucción de material, provocados por los abusos de carabineros que en pocas ocasiones fueron sancionados.
Estas denuncias podrían circunscribirse al ámbito de la acción policial, pero si le suman las restricciones contenidas en la llamada Ley Hinzpeter, estamos hablando entonces de una política más integral de arrinconamiento de las libertades. En este cuerpo legal, junto con penalizar la movilización social, se pretende obligar a los periodistas y reporteros a entregar a Carabineros sus registros de las manifestaciones, si ellos así lo estiman. Para la asociación de corresponsales extranjeros en Chile, la situación es grave e inédita en la relación que hoy se estila internacionalmente entre Estados y periodistas.
Si a esto agregamos la cada vez mayor concentración mediática, encontramos un cuadro que amenaza a la democracia tanto o más que el sistema binominal. Usando la figura de que los medios son la plaza pública de nuestros tiempos, en el caso de Chile sería una plaza donde la mayoría es obligada a callar y donde muy pocos pueden circular.
Qué correlato el de nuestro sistema político y el de nuestro sistema mediático. Y qué urgente es una política desde el lado de los derechos ciudadanos. Algo muy distinto a la libertad de prensa de la que hablan los dueños de los medios, lo que en la práctica es su libertad para comprar más radios, canales y diarios a costa de los derechos de gran parte de la población.
¿tiene esta situación algo que ver con lo que pasa en educación?