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El Deshuesadero de la Noticia

El cierre de “Público”

Impactó la decisión de terminar con el diario español de línea editorial diferenciadora de medios conservadores, reactivando el debate sobre los medios de papel, aunque es un espacio en el que siguen incidiendo periódicos y revistas de corte progresista con cientos de miles de lectores.

Hugo Guzmán.

  Miércoles 29 de febrero 2012 9:44 hrs. 
publico

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Nació en septiembre de 2007. Se integró a la lista de medios de prensa diferenciadores de la prensa conservadora y empresarial. Considerado un diario de izquierda y progresista, en esa no siempre clara definición geométrica de la política. Llegó a imprimir 82 mil ejemplares de circulación nacional en España. Informó respaldando a los indignados españoles, dando espacio a una mirada distinta y alternativa en el ámbito español, tuvo articulistas como Eduardo Galeano y Noam Chomsky y mantuvo una postura crítica a las posiciones conservadoras. Pero el 25 de febrero de 2012 el diario “Público” ya no apareció más.

Tuvo que cerrar con una pérdida de 80 millones de euros y una deuda de 21 millones de euros. No consiguió inversionistas. Le faltó un número para llegar al mil 600. Ciento sesenta trabajadores de la prensa se vieron afectados por la medida de la empresa Mediapubli. Por las redes sociales se leyeron las quejas, lamentos, furias, críticas y reflexiones por el periódico que, sin dejar de tener cuestionadores de todo color ideológico, había captado miles de lectores en España y fuera. No en vano “Público” registra 5.5 millones de usuarios únicos en su versión digital que sigue activa. Se repitieron frases como que “Público se representaba como una ventana a la pluralidad de la izquierda”.

Vinieron las declaraciones de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, Asociación de Editores de Diarios Españoles, Asociación de la Prensa de Madrid, del Sindicato de Periodistas de Madrid, de varios sindicatos de medios y de algunos medios españoles y de otros lugares del mundo lamentando el cierre de “Público”, señalando que debilita el sistema democrático y que es una merma a la pluralidad informativa. No faltaron quienes miraron al techo o hicieron un gesto de desdén, como si el cierre de medios de izquierda, progresistas y no conservadores fuera ya un episodio simple y cotidiano en la vida de las sociedades contemporáneas.

Claro que ante el caso reciente, se reavivó  el debate sobre la prensa impresa o de papel frente a la expansión de las versiones electrónicas, la falta de publicidad o avisaje, la baja de lectorías, lo cual afectaría no sólo a medios de izquierda o progresistas, alternativos, sociales o independientes, sino también conservadores, privados, oligopólicos y empresariales.

Como sea, la pérdida de “Público” del espacio impreso tiene que ver con la realidad de medios de ese corte editorial y diversidad de formatos, contenidos, periodicidad, ejemplares, que continúan colgando de quioscos, llegando vía suscripciones, vendiéndose donde sea y captando la lectura de cientos de miles de personas en distintos idiomas.

Son medios que, sin ser presa de categorías rígidas, tienen un trazo editorial a lo menos progresista y contrahegemónico que puede llegar a la versión de “medio de izquierda”. Al final de cuentas, prensa no empresarial, no conservadora, no oligopólica. “Público” aportaba en ese contexto.

Medios que siguen vigentes en muchos lugares del planeta, en toda su diversidad. Podría mencionarse Le Monde Diplomatique en sus ediciones en varias naciones. Los diarios Página12 y La Jornada en América Latina. Los periódicos The Independent, L’Humanite, Gara, Liberation, Il Manifesto en Europa. Por mencionar sólo algunos en cuanto a prensa escrita.

Las miradas sobre esa y otra prensa son diversas y pueden ser parte del debate sobre perfiles y contenidos de medios. No logran unanimidad en el apego, lo que es razonable y sano. Lo esencial es que existen, contribuyen a la pluralidad, al derecho a la información y el derecho a informar, fortifican los sistemas democráticos y contribuyen a elevar las marejadas sociales y ciudadanas que, por cierto, andan irrumpiendo en capitales y ciudades de todo el mundo frente a un sistema que, entre otras cosas, tiene mucho que ver con el cierre de medios. “Público”, al menos en papel, ya no se podrá contar como parte de la oxigenación que proporcionan en el espacio periodístico decenas de diarios, periódicos y revistas que siguen circulando. Pero con él, no pereció el desafío.

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