La nutrición de los escolares ha sido una preocupación transversal en el último tiempo, ya que la obesidad constituye la enfermedad nutricional más prevalente en la población menor de 20 años y ha cobrado especial relevancia en los últimos días.
La semana pasada se conoció un informe de la Contraloría General de la República a la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), donde se incluía un llamado a cumplir con los aportes nutricionales recomendados en las bases técnicas del Programa de Alimentación Escolar.
A esto se sumaron los resultados del segundo Simce de Educación Física, aplicado a más de 28 mil escolares de octavo básico, que reveló que cuatro de cada diez alumnos presenta sobrepreso u obesidad, lo que llevó al ministerio de Educación a proponer elevar a cuatro las horas obligatorias de esta asignatura.
En este marco, un grupo de diputados radicales presentaron un proyecto de ley que modifica la Ley General de Educación para obligar a los establecimientos educacionales, de carácter público o privado, a contar con un nutricionista.
El diputado Marcos Espinosa señaló que esta iniciativa está motivada por los altos indicadores de obesidad infantil: “Es en la primera infancia, en el desarrollo biológico de los niños, cuando tienen que adoptarse medidas por parte del Estado a objeto de educar a la población en sus hábitos alimenticios. Por esa razón, creemos que es imprescindible que en todos los establecimientos educacionales que entregan raciones alimenticias, que trabajan bajo el régimen de la jornada escolar completa, cuenten con un nutricionista, a fin de que puedan elaborar una dieta balanceada”, explicó.
El parlamentario afirmó que el rol de la Junaeb es importante, especialmente en sectores vulnerables, pero recalcó que es necesaria una mirada más científica para evitar patologías vinculadas a la obesidad.
En tanto, Teresa Boj, directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Chile, advirtió que tener un nutricionista por colegio es inviable, pero sí podría destinarse un profesional por cada cinco colegios, por ejemplo, o que asesore directamente a las municipalidades.
La académica de la Facultad de Medicina destacó que un nutricionista podría supervisar los alimentos que se entregan, además de dar capacitación a profesores y apoderados.
No obstante, Teresa Boj subrayó que el problema nutricional de los niños chilenos responde a múltiples causas, entre ellas las insuficientes y deficitarias clases de educación física y, sobre todo, la sociedad misma: “Todo el sistema está hecho para que los niños sean sedentarios. Las calles inseguras, los kioskos adentro de los colegios y tantas cosas que se han hablado tantas veces de poner alguna trabas, algunas regulaciones que necesariamente tienen que existir en la vida de los niños y los adultos. Por lo tanto, creo que algún tipo de regulación tiene que haber. Esta ley está en el Parlamento en discusión hace más de tres años ahí se da vueltas y vueltas y no se concreta nada”, dijo.
La directora de la Escuela de Nutrición se refiere al proyecto que impide la venta de comida chatarra en los colegios para dar paso a los kioscos saludables; prohíbe la publicidad de comida chatarra a los niños; obliga a hacer tres veces educación física obligatoria en jornada de dos horas cada vez; y a tener un etiquetado comprensible.
Respecto del programa de alimentación de la Junaeb, la experta señaló que es revisable, puesto que, a pesar de la millonaria inversión que ha implicado, los resultados dan cuenta de que no está funcionando como debiera.