Si me siguen picando en una de esas me vuelvo a presentar, porque mientras más me pican, más ganas me dan”, dijo el presidente de Renovación Nacional (RN), Carlos Larraín, hace unos meses atrás cuando tenía a la disidencia de su partido de cabeza criticando su gestión.
Y la intención se transformó en realidad este lunes cuando el líder de la colectividad oficialista ratificó su intención de encabezar la mesa directiva de RN por cuarto periodo consecutivo.
Una decisión que ya se esperaba dentro de las filas disidentes del partido, luego que, en los primeros meses de este año, se acordara mantener una lista de unidad con miras a las elecciones municipales y presidenciales.
Y aunque en lo grueso, la composición de la dirigencia de RN se mantiene casi intacta en relación al periodo anterior, la novedad está en la inclusión del diputado, Cristián Monckeberg, una de las principales voces del disenso, quien además ya se había enfrentado a Carlos Larraín en una elección interna.
En esa línea, el diputado Joaquín Godoy reconoció que no existían las posibilidades para proponer una alternativa con verdaderas opciones de ganar.
“Obviamente que nos hubiese gustado tener una dirección de partido distinta a la actual, o a mi por lo menos en lo personal. Pero hay que ser realistas. Dadas las condiciones que hay dentro del partido se hacía muy difícil poder tener una competencia que nos diera todas las garantías y que realmente nos permitiera presentar una lista en las circunstancias en las que nos hubiera gustado”, afirmó el parlamentario.
Esto por la aceptación que tiene Larraín entre las bases de Renovación Nacional y por lo bien que fue evaluado el acuerdo al que se llegó con la Democracia Cristiana para impulsar reformas políticas.
Sin embargo, el diputado Pedro Browne, afirmó que más que una mesa de transversal como se había hablado, la de ahora es una directiva de continuidad de lo que había, aunque espera que se abran los espacios de diversidad para discutir los temas en los que divergen con el ala más conservadora del partido.
“Hoy pareciera que se aceptó integrar a Cristián Monckeberg, pero creo que en este partido hay muchos otros liderazgos que hubieran sido importantes para renovar y refrescar la dirección. La verdad es que está un poquito plano, es un poquito más de lo mismo”, señaló el legislador.
Browne reconoció en todo caso que frente al escenario electoral, RN debería guardar sus energías para enfrentar a la oposición, coalición que constituye el verdadero rival político.
Por su parte, Cristián Monckeberg sostuvo que pese a que un solo representante de las voces divergentes del partido no es lo más deseable, de todas formas, es un avance para incorporar a diversos sectores dentro de la dirigencia.
“Uno puede tener más o menos diferencias con la mesa directiva y no creo que la sola inclusión de mi persona vaya a ser suficiente para resolver ese conflicto. Me tocó enfrentar a Carlos y ser parte de un sector y de una mirada a lo mejor distinta a la de otros, pero no es la única y hay varias más. Pero esto aporta. A lo mejor si uno lo mira objetivamente nunca va a ser suficiente y siempre vamos a querer que vayan más personas que representen diferentes visiones en el partido, pero esto claro que ayuda”, dijo.
Monckeberg agregó que la disidencia nunca va a estar realmente superada y que, por el contrario, es algo saludable para un partido político, siempre y cuando “se mantenga en los cauces correspondientes”.
Junto a Carlos Larraín, la mesa directiva propuesta incluye a Mario Desbordes como secretario general y a los senadores Baldo Prokurica y Francisco Chahuán, la Concejal por Vitacura Catalina del Real, el presidente de la región del Biobío Claudio Eguiluz, el alcalde de Puente Alto Manuel José Ossandón, el diputado Alejandro Santana, el administrador general de finanzas Osvaldo Carvajal, el encargado de la propaganda en la campaña municipal Juan Pablo Camiruaga y el alcalde de Ñuñoa, Pedro Sabat en la vicepresidencia.