El tema ha trascendido a la arena política americana: los republicanos criticaron que se le concediera el visado y los demócratas respondieron que Bush se lo dio dos veces anteriormente. ¿Puede Mariela Castro convertirse en un quebradero de cabeza para Obama en este año electoral?
Está siendo una de las visitas más controvertidas de los últimos tiempos aquí en Estados Unidos y ha caldeado el ambiente todavía más a seis meses de las presidenciales. A Mariela Castro, hija del mandatario Raúl Castro y sobrina de Fidel, le han llovido las críticas del exilio cubano, así como las de varios republicanos, incluido el candidato presidencial Mitt Romney, y de algunos demócratas.
Mariela Castro, que desde hace 12 años dirige el Centro Nacional de Educación Sexual cubano, el Cenesex, aseguró que su viaje pretendía concienciar sobre los derechos y problemas de la comunidad gay. Lanzar una mirada a la diversidad sexual desde lo político. Se negó a hablar con la prensa, aunque en sus diferentes apariciones públicas tomó posición sobre varios temas.
“Si yo fuera norteamericana, votaría por Obama”, dijo en el Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos de San Francisco, a raíz de que el presidente de Estados Unidos se pronunciara en favor del matrimonio homosexual. Por cierto que a otros cubanos que quisieron participar en la misma conferencia no se les concedió el visado.
En San Francisco, Castro insistió en que los votantes estadounidenses deben presionar a sus gobernantes para “eliminar los bloqueos económico y social” a Cuba. La sexóloga culpó las presiones del exilio cubano y lo tachó de mafia sin escrúpulos. La avalancha de reacciones no tardó en llegar desde Miami.
“Si algún funcionario de algún país americano o europeo, de Holanda por ejemplo, hubiera anunciado que votaría por cualquier candidato en una elección en EEUU o en América Latina, el gobierno cubano inmediatamente diría que era una intromisión en los asuntos externos”, asegura Omar López Montenegro, director de Derechos Humanos en la Fundación Nacional Cubanoamericana.
Los disidentes cubanos insisten en dos puntos: primero, la de Mariela Castro es una visita política. Segundo, no representa a los homosexuales de Cuba, sino solamente a los gays que están a favor del gobierno. Para Omar López, la gira de Mariela Castro responde a una estrategia más amplia de La Habana. “Anteriormente a ella, estuvo el Cardenal Jaime Ortega, los editores de la revista Expansión Laical, y prácticamente con ella ha coincidido Eusebio Leal, y todos están promoviendo el mismo discurso, descaracterizando a la oposición dentro de Cuba y al movimiento proderechos humanos dentro de Cuba, desacreditando al exilio y colocando al gobierno de Cuba como único actor político en la realidad cubana”, explica Omar López desde Miami.
Según él, el beneficio que proporciona Castro a la causa de los homosexuales es mínimo y en Cenecex solamente pueden participar simpatizantes del régimen.
Pero otras voces ven matices distintos. Algunos colectivos de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, LGBT, creen que el trabajo de Castro sirve para dinamizar la situación de mucha gente en Cuba, que la hija del presidente ha contribuido a mostrar la realidad de las personas con VIH y a luchar contra la homofobia.
Pedro Julio Serrano, responsable de comunicación del colectivo The Task Force, lo ve así. Su directora, Rea Carey, fue la que conversó en Nueva York en un acto público con Mariela Castro. Y mucha gente se ofendió por ello. “Uno ve cómo se está adelantando en esta lucha. Nosotros tenemos que ver esta lucha en un contexto global. Cualquier expresión que se haga en favor de los derechos de la comunidad LGBT, venga de donde venga, tiene que ser apreciada”, comenta Serrano.
No obstante, apunta que los derechos de la comunidad LGBT forman parte de otros más amplios, los derechos humanos, que no se garantizan en Cuba, dice. Hace unos días, un panel de Naciones Unidas sobre la tortura pidió a las autoridades cubanas que facilitasen información sobre varios prisioneros políticos, la represión de disidentes y los 2.400 arrestos que se dieron a conocer el año pasado.
“En la charla con Rea Carey en Nueva York a Mariela Castro se le preguntó sobre la disonancia que había entre esos derechos que se han conseguido para la comunidad LGBT mientras que hay unas críticas que permean sobre unos derechos que no se han garantizado en ese país”, argumenta Serrano.
La gira de Mariela Castro llega en un momento especialmente tirante en Estados Unidos: apenas faltan seis meses para las elecciones y ambos partidos tratan de granjearse el mayor número de apoyos.