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Las manos a los bolsillos

Columna de opinión por Roberto Meza
Jueves 21 de junio 2012 8:54 hrs.


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Luego que el fin de semana el Fondo Monetario Internacional (FMI) lograra reunir 456 mil millones de dólares para aumentar su cortafuegos anticrisis, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunció el miércoles una extensión de su “Operación Twist” -canje de bonos a corto plazo por bonos a largo plazo- por un valor de US$267 mil millones hasta fines de este año y mantuvo la tasa de interés entre el 0% y el 0,25%, sosteniendo la promesa de congelarla en niveles “muy bajos” hasta finales de 2014.

Ambas decisiones se enmarcan en un contexto en el que ha continuado el nerviosismo de los mercados, aunque con cierta disminución, una vez que, en Grecia, el conservador partido Nueva Democracia lograra conformar gobierno junto al socialdemócrata Pasok y a la izquierda democrática y que a España le fuera aprobado la semana pasada un crédito-rescate por 100 mil millones de euros por parte de la Unión Europea.

Pero las medidas no han convencido aún a Wall Street, ni han entusiasmado a las bolsas europeas y asiáticas que habían mostrado alzas a la espera de estos anuncios. Y es que junto con la prórroga de la Operación Twist, la Fed auguró que el crecimiento del PIB de EE.UU. será moderado en los próximos trimestres (entre 1,9% y 2,4% para todo 2012) y dijo que la baja en la desocupación –actualmente en 8%- será lenta, confirmando las aprensiones de los inversionistas de que las tensiones de los mercados globales suponen riesgo a la baja en sus previsiones, lo que hizo caer el precio del petróleo WTI a US$81,80 el barril.

El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, afirmó, empero, que la entidad está preparada para lanzar todas las medidas que considere necesarias para promover el crecimiento y respaldar el empleo, aunque agregó que se necesita “más información sobre el estado de la economía, sobre qué está ocurriendo en Europa”. Los anuncios no produjeron cambios significativos en el tipo de cambio en Chile, ubicándose debajo de los $500, lo que coincidió con cierta estabilización del precio del cobre en Londres, en torno a los US$ 3,42 la libra.

Paradójicamente, las millonarias contribuciones anunciadas por el G-20 en México para aumentar la capacidad del FMI de prestar a naciones en crisis, vinieron esta vez de países emergentes. Casi un tercio de los 456 mil millones de dólares provienen de China (43 mil millones de dólares); Corea del Sur (15 mil millones); Brasil, México, Rusia e India (10 mil millones cada uno); Turquía (5 mil millones), Sudáfrica (2 mil millones) y Colombia (1.500 millones). Con estas naciones, suman 37 los miembros del FMI dispuestos a hacer aportes adicionales, lo que representa alrededor de 70% del total de cuotas de la institución.

Pero para el FMI, estas contribuciones tendrán la contrapartida de un incremento de la presión para que cambie la distribución del poder dentro del organismo, acordada en 2010. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, dijo que su país está “absolutamente interesado en que haya una reforma de las cuotas” que determinan el poder de voto en el FMI.

Tal como era previsible desde hacía un par de semanas, el G-20 se comprometió a tomar todas las medidas necesarias para asegurar la estabilidad en la zona euro y anunció un plan para consolidar una nueva arquitectura financiera internacional, con énfasis en la supervisión bancaria. En este escenario, Grecia dejó de ser el centro del debate, aunque los líderes del G-20 instaron a que la zona euro trabaje con el nuevo gobierno griego para asegurar que el país se mantenga en el camino de la reforma y la sustentabilidad.

Pero España e Italia ocuparon su lugar. La recapitalización bancaria hispana requiere de 40 mil millones de euros, por lo cual la Canciller Angela Merkel presionó para que Madrid concrete con rapidez su petición de ayuda hasta por 100 mil millones de euros ya aprobada por Bruselas y trascendió que líderes de la zona euro habrían pactado un plan de compra de bonos a España e Italia hasta por 750 mil millones de euros.

Por su parte el G-20 acordó extender hasta el 2014 su compromiso de no aplicar medidas proteccionistas, como aporte para estimular el comercio y crecimiento, mientras los países de la zona euro se comprometieron a mejorar el funcionamiento de sus mercados financieros, impulsando reformas para proteger los canales de crédito y la integridad de los sistemas de pagos, rompiendo con la retroalimentación entre los soberanos y los bancos. Los miembros del G20 apoyaron también las acciones europeas para complementar la unión monetaria y sus pasos hacia una arquitectura financiera más integrada, que abarque supervisión, resolución y recapitalización bancaria, así como el aseguramiento de los depósitos.

Así y todo, los líderes del G-20 han reconocido que la economía global sigue vulnerable en materia de empleo, comercio, desarrollo y medio ambiente. Tal vez por eso y a pesar de la extensión de la Operación Twist, del mega-préstamo a España y el millonario aumento del cortafuegos para el FMI, la directora del organismo, Christine Lagarde, declaró que yendo todas estas decisiones en la dirección correcta, aún “no es el final del camino”.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.