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Ensamblajes: Benditas Fusiones

Aunque en Chile todos los vinos monovarietales tienen permitido hasta un 25% de aporte de otras cepas, esta nota es para celebrar a aquellos que se distinguen por reconocer que son resultado de una mezcla. Vinos en donde la creatividad y destreza del enólogo juega un rol fundamental.

Antonella Estévez

  Lunes 27 de agosto 2012 11:43 hrs. 
vino

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Me encantan las mezclas. En la comida, en la música, en el arte, en la vida. Una de las cosas positivas que tiene la globalización es poder acceder a influencias diversas y ver como esas enriquecen nuestra perspectiva de las cosas y nuestra experiencia. En los vinos las mezclas además de entretenidas son muy útiles.

En la enología, la mezcla de cepa ha sido contantemente utilizada para suavizar astringencias, aportar aromas, color, acidez o cuerpo, en definitiva, para fortalecer aquellas áreas en que la cepa principal es más débil. Un buen enólogo puede reconocer en su materia prima la potencialidad de ese material y fusionar sus distintas cepas para lograr vinos extraordinarios. Acá hay mucho de riesgo y de juego, como un pintor frente a una paleta. Un dato que nos permite reconocer el éxito de este ejercicio es que la mayoría de los vinos Iconos y Premium de las viñas chilenas son efectivamente mezclas.

Para el consumidor los ensamblajes también tienen múltiples beneficios: frente a una mesa en que cada comensal comerá una cosa distinta la elección del vino puede hacerse mucho más fácil accediendo a algún ensamblaje –o blend- que tenga cepas que combinen bien con esos distintos platos. También son excelente opción para llevar a casa de los amigos cuando uno no tiene muy claro cuál será el menú o, y esta es una clásica personal, cuando no tenemos ganas de decidirnos por una sola cepa.

Acá algunos vinos blend que se destacan por su versatilidad, calidad y buen precio:

Concha y Toro, Trio: Merlot / Carmenere / Cabernet Sauvignon 2010, Rapel

Este es un buen ejemplo de cómo la mezcla de cepas puede resultar en un vino equilibrado y delicioso, bajándole la potencia al Cabernet Sauvignon y aportándole la fruta del Merlot y las especias del Carmenere. Esta misma línea de Concha y Toro tiene otras mezclas, una más corpulenta de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Syrah y otra blanca de Chardonnay, Pinot Grigio y Pinot Blanc, muy recomendables también (Precio referencial $4.490)

Botalcura, El Delirio: Syrah / Malbec 2010, Maule

Ya he dicho en notas anteriores que soy fan de esta línea de Botalcura. Mis razones: buen precio, mucho juego y vinos amables,  fáciles de tomar, golosos que permiten recordar que la buena estructura no necesariamente es sinónimo de calambre en la mandíbula.  La mezcla Syrah-Malbec es mi favorita, pero El Deliro también incluye entretenidas mezclas de Carmere-Merlot, Syrah-Nebbiolo y Chardonnay-Viognier  (Precio referencial $4.900)

Viña Estampa,  Reserva Syrah / Viognier 2009, Colchagua

Otra marcada por los ensamblajes es la Viña Estampa. En su línea Estate existe el de 65% Malbec y 35% Petit Syrah y el Carmerne (85%) con Malbec. A mi me parece muy atractivo el Reserva Syrah con un 5% de Viognier, una vibrante cepa blanca. El resultado es muy interesante, al cuerpo y la presencia del Syrah, el Viognier le otorga cierta chispa que lo hace lucirse con más energía. (Precio referencia $5.800)

Llai LLai Syrah/ Grenache/ Viognier, 2010, Cachapoal

Con un 75% de Syrah este vino tiene garantizada la estructura y la fuerza, el aporte de Grenache y de la enérgica Viognier le aportan una complejidad aromática que se mueve desde frutas como guindas y arándanos hasta notas especiadas con toques de clavo de olor. Con una muy entretenida evolución en copa, este es un vino para atreverse. (Precio referencial $5.890)

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