Impactado se encuentra Enrique Villanueva Molina, ex vocero del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, porque él, su familia y su abogado se enteraron por la prensa que podría ser condenado a 15 años.
Esto porque recientemente la fiscal de la Corte de Apelaciones de Santiago, Beatriz Pedrals elaboró un informe respecto a la presunta culpabilidad de Villanueva en el crimen del senador de la UDI y pidió 15 años y un día de presidio para el ex frentista, quien permanece procesado desde octubre del año 2010 como autor intelectual de “atentado terrorista con resultado de muerte”.
El informe fue remitido al ministro en visita Mario Carroza quien debe dictar condena de primera instancia contra el único procesado que permanece en nuestro país por el crimen del senador Guzmán.
¿Le sorprende esta solicitud de condena por 15 años?
-Cuando te dicen una condena tan desproporcionada, tomando en cuenta este proceso que ha sido tan irregular –porque no existe una sola prueba material con la cual pudiesen justificar esa condena u otra- claro que sorprende. Yo no soy abogado pero cuando leí la resolución de la fiscal uno se da cuenta que ella propone 15 años por ‘presunción de inducción a’, no está sujeto a derecho, no tiene fundamento. Eso lamentablemente ahonda más esta sensación ciudadana de lo precario que hoy día está la justicia en función de lo que significa la independencia de los poderes. Para mí es evidente que hay una presión política de la UDI, desde el principio lo dije así y lo mantengo. Basta escuchar las primeras declaraciones de Coloma, de Chadwick, del diputado Letelier, todos hablando de que por fin se termina la impunidad, como si el caso Guzmán no hubiese sido investigado. Se investigó, lo que se dice ahora que aparece como nuevo, en este proceso, está todo en los cinco, seis tomos de los jueces anteriores. Por lo tanto, hablar de impunidad es una desviación de la verdad”.
Esta presunción estaría basada en que usted habría estado presente en el congreso del Frente donde se decidió asesinar al senador Guzmán, ¿es así?
-“Yo he leído mi proceso, que consta de siete mil 525 hojas, 20 tomos, y yo no sé si en 24 horas, como lo hizo esta fiscal, se pudo hacer una apreciación tan contundente para decir ‘tiene 15 años’ por un supuesto. Además, esa reunión nunca existió. Eso es lo que argumenta Hernández Norambuena desde Brasil como para justificar el hecho de decir que yo también participé ahí, pero eso nunca existió y no hay ninguna prueba que lo acredite. Por lo tanto es una especulación en la que se fundamenta esto”.
¿Usted no sabía que iban a atentar contra Jaime Guzmán?
-En absoluto. Yo soy uno de los miembros fundadores del Frente Patriótico y el año ’89 yo dejo de pertenecer a la dirección. Hay un hecho que sucede, donde muere un combatiente, y yo era el jefe político del frente. Por esa responsabilidad a mí se me acusa por falta de deberes y yo acepto la salida de la dirección del frente. Por lo tanto, desde esa fecha, nunca más tuve contacto con la dirección. Esa es una gran contradicción de los argumentos de Hernández Norambuena desde Brasil porque él dice que hubo una reunión, donde a mí se me sanciona, y a la vez ahí se llega al acuerdo de asesinar a Guzmán –estamos hablando de dos años antes del hecho mismo- cosa que es una aberración. Nunca existió eso por dos razones: Una porque no existió la reunión y la otra porque el Frente no era una pandilla ni un grupo de ‘pasacuentas’ personales o algo por el estilo. Yo no recuerdo en mi historia en el Frente de haber discutido poco menos que rifando a quién le correspondía morir o vivir, eso no tiene nada que ver con la tradición, la ética, la moral revolucionaria. Por lo tanto, yo no tuve conocimiento, no participé y fui contrario a eso. En la investigación de este proceso hay un artículo del diario La Tercera del 28 de enero del año ’92 que se titula “Militante denuncia divisiones del Frente”. Allí el “Comandante Aureliano” dice ‘Esto nos hace temer hoy por varios de los cuadros más valiosos del FPMR, cuadros que están desaparecidos, como es el caso del “Comandante Eduardo” que fue acusado por la actual dirección de traidor y de reformista por sus posiciones contrarias al sectarismo y al militarismo que ellos están tratando de imponer (…) Tampoco estuvimos de acuerdo con la acción en contra de Guzmán, la que se realiza por la decisión de tres miembros de la dirección’. Esto demuestra que lo que he estado diciendo hasta ahora es cierto”. Además, el subcomisario Barraza, en 1993, envió un informe a la Jefatura de Inteligencia Policial sobre el caso Guzmán donde responsabiliza al “Chele” (Juan Gutiérrez Fischmann) de la decisión política del homicidio y añade que fue con desconocimiento del “Comandante Salvador “(Apablaza) para quebrar las decisiones del Congreso del Frente Patriótico el año ’91, sin embargo, este señor cambia esa declaración en este proceso y me acusa a mí, basándose en una supuesta testigo francesa que nunca declaró”.
La Crisis del Frente y factores externos
¿Cuál fue el motivo del quiebre en la dirección del FPMR y de su salida, más allá de la sanción que hacía referencia?
-Lo que pasa es que nosotros el año ’88 empezamos a ver que el proceso en Chile no iba por la línea de la rebelión popular, que después del atentado (a Pinochet) muchas de las fuerzas que acompañaban a la rebelión popular –inclusive el Partido Comunista- decidieron que hasta ahí llegaban, porque había cansancio, distintas razones, políticas incluso. Ahí se produce el quiebre del Frente. Ahí salimos del partido y seguimos en lo que denominaron Frente Autónomo, una forma peyorativa de decir ‘son autónomos así que cuidado con lo que hacen’. Después que nosotros salimos del partido, que fue un momento de auge en la lucha de masas, se produce una estampida dentro del movimiento popular. Además el Gobierno, presionado por Estados Unidos que quería impedir una línea revolucionaria, empezó a negociar con sectores de la posición y ahí nosotros no teníamos cabida. Yo postulo, junto a varios otros, la idea de que el Frente tenía la misión de transformarse en un partido político para recoger su historia e interpretar el sentir del pueblo en ese momento, lo que no implicaba renunciar a nada. Eso generó una situación interna. Mi explicación, como la de muchos autores, es que la muerte de Guzmán es un hecho que se ejecuta para interrumpir las discusiones que el Frente llevaba en ese momento en función de definir una nueva estrategia política en el período post plebiscito.
¿A esto se refería en una entrevista, hace casi dos años, en que decía que el homicidio pudo ser digitado?
-“Claro, es que, en primer lugar, uno se hace la pregunta de a quién le favoreció la muerte de Guzmán. Al Frente no, porque el asesinato de Guzmán significó el inicio de su fin, se produjo la estampida y algunos de sus dirigentes comenzaron a ser perseguidos por esta cúpula, acusándolos de traición. Había muchas instancias, de inteligencias del Ejército, de Fuerzas Policiales y sectores políticos interesados en destruir al Frente, por lo tanto hay muchos factores que se unen, externos que hacen pensar que no está lejana la posibilidad de que hubo una inducción externa”.
¿Por qué lo acusan a usted entonces?
-“Desde el punto de vista subjetivo, yo pienso que esto es un juicio a una idea, no a una persona, a una historia. Nunca se ha reconocido el papel del Frente Patriótico en la lucha antidictatorial y como un factor importante que permitió la apertura a la democracia. La democracia en Chile no fue posible sólo porque se reunieron diez o quince iluminados. La democracia en Chile se jugó en las calles. Hay mucha gente que murió por esto y el Frente aportó su grano de arena en ello. Por lo tanto, el Frente era una piedra en el zapato para quienes quisieron olvido y empezar a negociar con aquellos elementos que, a mi juicio, eran moralmente equivocados, como negociar con los Derechos Humanos. Yo creo que se equivocaron porque el Frente pudo ser perfectamente un aporte al proceso de apertura a la democracia porque las cosas no avanzan cuando todo el mundo piensa igual.
“No tengo rencor con Norambuena”
¿Hubiese estado a favor de la extradición de otros integrantes de la dirección que están fuera como Mauricio Hernández Norambuena o Sergio Galvarino Apablaza?
-En absoluto. Esto se inicia con un concepto muy claro que se llama delación compensada. Aquí hubo un viaje en el mes de mayo de 2010 del abogado querellante a Brasil a negociar con Hernández Norambuena. En los días en que él viaja, se pide una rebaja de condena de Norambuena para traerlo a Chile, que afortunadamente la Corte de Apelaciones dijo que no, porque para poder traerlo su condena tenía que ser menor que la condena que tenía en Chile, y tenía cadena perpetua justamente por el crimen de Guzmán. Yo siento en el alma – más allá de las locuras que ha hablado Norambuena y de su antipatía conmigo- el hecho de que viva en las condiciones en las que vive. En esas condiciones no estaría de acuerdo con que llegara a un país donde le sequen en la cárcel y no tenga derecho a defenderse. A mí nunca me beneficiaron con el derecho a la presunción de inocencia, me acusaron de ser un peligro para la sociedad y me metieron tres meses preso. No he tenido la posibilidad de un juicio que termine por absolverme, porque no tengo nada que ver con esto. En el caso de Norambuena y Apablaza pasaría lo mismo, porque no hay garantías de un juicio justo.
¿Por qué cree que Hernández Norambuena lo involucró a usted en el caso Guzmán?
-Yo no tengo ningún rencor con Norambuena, sí creo que se equivocó. A él le informaron mal, le dijeron que yo fui agente de “La Oficina” (Dirección de Seguridad Pública) y por lo tanto era un traidor. Lo bueno de este juicio es que se ha demostrado que yo no tuve nunca nada que ver. Yo creo que muchas de sus reacciones tienen que ver con eso. Ese yo creo que es el punto de partida de toda esta locura que se ha desatado. La raíz de esto me lo explico de esa manera.
Ahora queda el fallo, en primera instancia, del ministro Carroza. ¿Qué espera?
-Aunque parezca discurso lo que voy a decir, espero que la justicia haga su papel. Si uno lee todos los tomos de la investigación, se concluye que la justicia actuó, investigó, y sancionó a los culpables, más allá de si uno esté de acuerdo o no. Aunque no creo que la independencia total del poder político creo que se debate hoy día en Chile ese tema y los jueces tienen esa responsabilidad, de quitar de la sensibilidad ciudadana esa visión de que la justicia no es independiente. Un buen dictamen tiene que alejarse de las presiones políticas.