El conservador Shinzo Abe es el nuevo primer ministro de Japón

El dirigente nacionalista vuelve al poder para intentar sacar a su país de una compleja situación económica, marcada por la recesión, la deflación y las fuertes tensiones con China por unas islas en disputa. Se espera que Abe haga uso de viejas recetas económicas de la derecha nipona: obras públicas, impresión de moneda y concesión de préstamos.
  • RFI
  • 26-12-2012

El dirigente nacionalista vuelve al poder para intentar sacar a su país de una compleja situación económica, marcada por la recesión, la deflación y las fuertes tensiones con China por unas islas en disputa. Se espera que Abe haga uso de viejas recetas económicas de la derecha nipona: obras públicas, impresión de moneda y concesión de préstamos.

Diez días después del triunfo del Partido Liberal Democrático (PLD) en las elecciones legislativas, Shinzo Abe fue elegido este miércoles Primer ministro en la cámara baja del Parlamento, lo que marca su regreso después de ocupar ese cargo entre 2006 y 2007.

Con Abe, heredero de una de las mayores dinastías políticas japonesas, vuelve al poder la derecha tradicional japonesa. Se espera que este nacionalista intente contrarrestar el ascenso de la potencia china estrechando sus lazos con Estados Unidos. Una de las señales de este giro es la designación de Fumio Kishida a la cabeza de la cancillería nipona.

Sin embargo, la prioridad de Abe será la economía en un contexto de recesión. La tercera economía del mundo enfrenta una deuda pública cercana al 240% del PIB y una moneda nacional muy fuerte.

Para detener la lenta caída de la tercera potencia económica mundial, se espera que Abe eche mano a las viejas recetas de la derecha japonesa: obras públicas, impresión de moneda y concesión de préstamos.

Abe es conciente de que la victoria de su partido es fruto del voto castigo al gobierno anterior de centro-izquierda en unas elecciones con un récord de abstención. Por lo pronto puede apoyarse en la mayoría absoluta del PLD en la cámara baja del Parlamento, pero deberá superar la prueba de las elecciones en el Senado el próximo verano boreal para no sufrir el “calvario legislativo” de sus predecesores.

Por otro lado, sus ínfulas nacionalistas deberán soportar cierta dosis de pragmatismo en el campo económico, teniendo en cuenta la dependencia con China, con quien sus intercambios comerciales superaron los 340.000 millones de dólares en 2011.

Aquí deberá hacer equilibrismo: desde hace cuatro meses las relaciones entre ambos países se volvieron tensas debido a un conflicto territorial en el mar de China Oriental.
Pekín reclama su soberanía sobre las islas Diaoyu, mientras que Tokio, que las administra bajo el nombre de Senkaku, no tiene intención de ceder ni un milímetro.

Por lo pronto, en nombre de la “realpolitik”, Abe decidió enviar emisarios a Pekín y a Corea del Sur, país con el que Tokio también tiene conflictos territoriales.





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