La frágil democracia paquistaní se tambalea. El Tribunal Supremo de Pakistán ordenó sorpresivamente este martes la detención del primer ministro Raja Ashraf como sospechoso en un caso de contratos energéticos ilegales.

La Justicia, que investiga al dirigente y otras quince personalidades, pidió el arresto de “todas las personas vinculadas al caso, cualquiera sea su rango”, declaró un abogado del Gobierno, Aamir Abbas.

El anuncio se produce en momentos de tensión, luego de que la capital paquistaní se convirtiera en centro de grandes manifestaciones lideradas por el clérigo islámico Tahir-ul-Qadri.

El religioso, que pedía la disolución del Parlamento, acusa a las autoridades de “corrupción” e “incompetencia”. De acuerdo con analistas locales, el clérigo representa los intereses de militares y el poder judicial, dos corporaciones que históricamente desconfían de un gobierno a cargo de civiles.

Ashraf, un hombre cercano al presidente Asif Ali Zardari, fue nombrado primer ministro en junio pasado en reemplazo de Yufuf Raza Gilani, quien dimitió presionado por la Corte Suprema luego de que éste se negara a reabrir una investigación en la que estaba involucrado Zardari.