Los principales candidatos cerraron sus campañas con críticas cruzadas y personales contra sus adversarios. “Silvio Berlusconi no consigue distinguir en su cabeza entre la verdad y la mentira”, dijo el jefe de la centroizquierda (PD) Pier Luigi Bersani, el favorito según los sondeos. Y sobre el populista Beppe Grillo, Bersani aseguró que “a diferencia del gritón, yo miro a la gente a los ojos”.
Beppe Grillo, cómico convertido en político y líder del Movimiento Cinco Estrellas (MCE) ha logrado atraer el voto de protesta en uno de los países más endeudados de Europa. Grillo se presenta como el candidato anti-sistema, denuncia la corrupción y promete que enterrará a la clase política “moribunda”. Su método de comunicación sobre la tarima es gritar micrófono en mano.
Pero si Grillo será sin dudas la sorpresa, todos los sondeos dan ganador a Bersani con casi el 34% de los votos, seguido por la coalición de derecha de Silvio Berlusconi, que ha remontado en las últimas semanas hasta el 30%. Beppe Grillo y su MCE obtendrían alrededor del 17% y la coalición de centro de Mario Monti, entre 10% y 12%.
Sin embargo, debido a las complejas leyes italianas, Bersani no tiene la victoria tan asegurada como muestras las encuestas. Podría obtener mayoría en Diputados pero en el Senado podría verse obligado a negociar con los aliados de Mario Monti, el tecnócrata que sacó a Italia de lo más profundo de la crisis con severos recortes fiscales y quien aspira a que su sucesor continue con su política de austeridad.
En todo caso, lo que está en juego es la gobernabilidad del país cuando las encuestas muestran el crecimiento de las intenciones de voto de Berlusconi y de Grillo, lo que anticipa coaliciones imposibles.
La ley electoral italiana otorga la mayoría absoluta de escaños en Diputados a la coalición que llegue en cabeza, aunque solo sea por un voto, mientras que en el
Senado esta prima se le concede a cada una de las 20 regiones, lo que hace imposible prever la composición final de la Cámara alta.
Según los politólogos, un 10% de indecisos podría inclinar la balanza. Renato Mannheimer, experto en sondeos entrevistado por la agencia AFP, agrega que además de esos indecisos “que se decidirán en el último minuto en función de la televisión o del consejo de algún amigo, hay otro 20% que se abstendrá de votar”. Mannheimer anticipa que en el Senado la situación es imprevisible y dependerá de los resultados en Lombardía, Sicilia, Campania y Véneto.
Otra incógnita: el frío. Por primera vez en medio siglo se celebran elecciones en invierno, y el mal tiempo podría influir en la afluencia a las urnas. Las personas mayores por ejemplo podrían ausentarse, lo que afectaría más a Silvio Berlusconi, según los analistas.
Los principales candidatos cerraron sus campañas con críticas cruzadas y personales contra sus adversarios. “Silvio Berlusconi no consigue distinguir en su cabeza entre la verdad y la mentira”, dijo el jefe de la centroizquierda (PD) Pier Luigi Bersani, el favorito según los sondeos. Y sobre el populista Beppe Grillo, Bersani aseguró que “a diferencia del gritón, yo miro a la gente a los ojos”.
Beppe Grillo, cómico convertido en político y líder del Movimiento Cinco Estrellas (MCE) ha logrado atraer el voto de protesta en uno de los países más endeudados de Europa. Grillo se presenta como el candidato anti-sistema, denuncia la corrupción y promete que enterrará a la clase política “moribunda”. Su método de comunicación sobre la tarima es gritar micrófono en mano.
Pero si Grillo será sin dudas la sorpresa, todos los sondeos dan ganador a Bersani con casi el 34% de los votos, seguido por la coalición de derecha de Silvio Berlusconi, que ha remontado en las últimas semanas hasta el 30%. Beppe Grillo y su MCE obtendrían alrededor del 17% y la coalición de centro de Mario Monti, entre 10% y 12%.
Sin embargo, debido a las complejas leyes italianas, Bersani no tiene la victoria tan asegurada como muestras las encuestas. Podría obtener mayoría en Diputados pero en el Senado podría verse obligado a negociar con los aliados de Mario Monti, el tecnócrata que sacó a Italia de lo más profundo de la crisis con severos recortes fiscales y quien aspira a que su sucesor continue con su política de austeridad.
En todo caso, lo que está en juego es la gobernabilidad del país cuando las encuestas muestran el crecimiento de las intenciones de voto de Berlusconi y de Grillo, lo que anticipa coaliciones imposibles.
La ley electoral italiana otorga la mayoría absoluta de escaños en Diputados a la coalición que llegue en cabeza, aunque solo sea por un voto, mientras que en el
Senado esta prima se le concede a cada una de las 20 regiones, lo que hace imposible prever la composición final de la Cámara alta.
Según los politólogos, un 10% de indecisos podría inclinar la balanza. Renato Mannheimer, experto en sondeos entrevistado por la agencia AFP, agrega que además de esos indecisos “que se decidirán en el último minuto en función de la televisión o del consejo de algún amigo, hay otro 20% que se abstendrá de votar”. Mannheimer anticipa que en el Senado la situación es imprevisible y dependerá de los resultados en Lombardía, Sicilia, Campania y Véneto.
Otra incógnita: el frío. Por primera vez en medio siglo se celebran elecciones en invierno, y el mal tiempo podría influir en la afluencia a las urnas. Las personas mayores por ejemplo podrían ausentarse, lo que afectaría más a Silvio Berlusconi, según los analistas.
Los principales candidatos cerraron sus campañas con críticas cruzadas y personales contra sus adversarios. “Silvio Berlusconi no consigue distinguir en su cabeza entre la verdad y la mentira”, dijo el jefe de la centroizquierda (PD) Pier Luigi Bersani, el favorito según los sondeos. Y sobre el populista Beppe Grillo, Bersani aseguró que “a diferencia del gritón, yo miro a la gente a los ojos”.
Beppe Grillo, cómico convertido en político y líder del Movimiento Cinco Estrellas (MCE) ha logrado atraer el voto de protesta en uno de los países más endeudados de Europa. Grillo se presenta como el candidato anti-sistema, denuncia la corrupción y promete que enterrará a la clase política “moribunda”. Su método de comunicación sobre la tarima es gritar micrófono en mano.
Pero si Grillo será sin dudas la sorpresa, todos los sondeos dan ganador a Bersani con casi el 34% de los votos, seguido por la coalición de derecha de Silvio Berlusconi, que ha remontado en las últimas semanas hasta el 30%. Beppe Grillo y su MCE obtendrían alrededor del 17% y la coalición de centro de Mario Monti, entre 10% y 12%.
Sin embargo, debido a las complejas leyes italianas, Bersani no tiene la victoria tan asegurada como muestras las encuestas. Podría obtener mayoría en Diputados pero en el Senado podría verse obligado a negociar con los aliados de Mario Monti, el tecnócrata que sacó a Italia de lo más profundo de la crisis con severos recortes fiscales y quien aspira a que su sucesor continue con su política de austeridad.
En todo caso, lo que está en juego es la gobernabilidad del país cuando las encuestas muestran el crecimiento de las intenciones de voto de Berlusconi y de Grillo, lo que anticipa coaliciones imposibles.
La ley electoral italiana otorga la mayoría absoluta de escaños en Diputados a la coalición que llegue en cabeza, aunque solo sea por un voto, mientras que en el
Senado esta prima se le concede a cada una de las 20 regiones, lo que hace imposible prever la composición final de la Cámara alta.
Según los politólogos, un 10% de indecisos podría inclinar la balanza. Renato Mannheimer, experto en sondeos entrevistado por la agencia AFP, agrega que además de esos indecisos “que se decidirán en el último minuto en función de la televisión o del consejo de algún amigo, hay otro 20% que se abstendrá de votar”. Mannheimer anticipa que en el Senado la situación es imprevisible y dependerá de los resultados en Lombardía, Sicilia, Campania y Véneto.
Otra incógnita: el frío. Por primera vez en medio siglo se celebran elecciones en invierno, y el mal tiempo podría influir en la afluencia a las urnas. Las personas mayores por ejemplo podrían ausentarse, lo que afectaría más a Silvio Berlusconi, según los analistas.
