Un 41 por ciento de las familias más pobres de Chile debe endeudarse para cubrir sus necesidades básicas, como mercadería, abarrotes y pan.
Así lo concluyó el estudio “La familia y sus recursos”, realizado por el Fosis a fines del año pasado, en todo Chile, a casi seis mil de las 112 mil familias que forman parte del programa Puente, es decir, pertenecientes al diez por ciento más pobre de la población.
De acuerdo a la entidad, las deudas se contraen de manera formal, principalmente en el retail a través de tarjetas de supermercados, e informalmente con almacenes de barrio y otro tipo de prestamistas.
Lo necesidad más urgente para estas familias es mercadería y abarrotes (23%), seguida por servicios básicos (13,5%), pan (9,3%), verduras (8,4%) y deudas o créditos (8,1%).
Se trata de familias cuyo ingreso mensual promedio es de 204.407 pesos, de los cuales deben destina más de 128 mil a estas necesidades básicas. De este modo, si se añadieran gastos como transporte, útiles de aseo, educación y vestuario, la cifra supera el ingreso mensual promedio al alcanzar más de 205 mil pesos.
A esto se debe sumar la fuerte inflación que registraron los alimentos durante el año pasado, lo que restringe aun más el poder adquisitivo de las familias más pobres.
Claudio Storm, director ejecutivo del Fosis, consideró que “la deuda per sé no es mala, pero no es aconsejable ni lo ideal tener que contraerla para comprar alimentos. Una deuda es muy útil para adelantar gastos, pero para comprar bienes duraderos en el tiempo y que se justifiquen, como un bien raíz o pagar la educación de un hijo. Cuando uno ve que las familias se están endeudando para comprar alimentos, requiere que, como Gobierno, centremos nuestros esfuerzos para ver cómo apoyar esta situación. La deuda tiene un costo asociado y le pone una mochila financiera mucho más exigente justamente a las familias que tienen menos”.
¿Es suficiente el Ingreso Ético Familiar?
En el Fosis plantean que el instrumento fundamental para revertir esta situación es el Ingreso Ético Familiar, además de fomentar oportunidades de trabajo, el autoempleo y el emprendimiento. En ese sentido, destacan que el mecanismo no es asistencialista, ya que entrega recursos a las familias de acuerdo a una serie de exigencias y metas que se deben cumplir en las áreas de educación, salud y trabajo. “Por ejemplo, hay un bono que premia la asistencia escolar. Todos los niños que tengan más del 85 por ciento en un periodo determinado obtienen un certificado que le permite a los padres cobrar un bono que premia que hayan asistido al colegio”, explicó Storm.
Sin embargo, esto fue calificado como una medida “no muy afortunada” por el economista Andrés Solimano, ya que muchas veces los beneficiarios no pueden cumplir los requisitos por fuerza mayor o porque no están capacitados.
“Yo separaría las cosas, sería más directo y entregaría un ingreso a las familias que realmente lo necesitan sin pedirle tanto prerrequisito para recibir esa plata. Después vería otra forma de asegurarme que los servicios de educación y salud, por ejemplo, se están cumpliendo. Pero condicionar la entrega de la plata básica a estos controles no sé si es una medida muy sabia, es introducir burocracia y, muchas veces, trancar los programas”, advirtió.
Según Solimano, las cifras dejan al descubierto otra vez la realidad social chilena: “Por un lado aparecemos como los tigres de Sudamérica, en la OCDE y con una retórica de un país casi desarrollado, y por otra parte hay una población que está en esta situación dramática”, dijo.
En tanto, el director ejecutivo de la Fundación para la Superación de la Pobreza, Leonardo Moreno, recordó que cifras del INE indican que más del 70 por ciento de la población tiene gastos que superan sus ingresos. De este modo, los sectores más pobres solo subsisten gracias al endeudamiento y la clase media también debe enfrentar dificultades.
Asimismo, Leonardo Moreno consideró que el Ingreso Ético Familiar no es una medida suficiente: “Al corto plazo, un ingreso como el Ingreso Ético Familiar o cualquier tipo de subsidio monetario no es más que un mitigador de una situación de urgencia. Claramente, el tema de fondo está en tener políticas públicas robustas, que no tenemos en el país, respecto de educación, salud y vivienda. Y en materia de trabajo, tener ingresos decentes, que pasan por capacitación y mejor preparación, para que la gente pueda trabajar y lograr un ingreso autónomo, no necesariamente un ingreso producto de una ayuda estatal”, señaló.
En ese sentido, Leonardo Moreno indicó que las políticas que explican la salida permanente de la pobreza tienen que ver con educación, salud y vivienda. “Las políticas no pueden entenderse en forma sectorializada, tienen que entenderse de manera integral si es que queremos resolver la pobreza efectivamente. No solo por ingreso, sino también desde el punto de vista existencial, lo que significa vivir con carencias en muchos ámbitos y no solo el tema del dinero para subsistir día a día”, concluyó.