Luego de que este viernes los tres soldados bolivianos que se encontraban en Chile regresaran a su país, después de aceptar la suspensión del procedimiento penal que pesaba sobre ellos por su ingreso ilegal a Chile el 25 de enero y recuperar su libertad, las declaraciones de ambos gobiernos continuaron.
Por una parte el presidente Evo Morales exhortó al gobierno Chileno a “pedir perdón” y señaló que el regreso de los conscriptos a Bolivia es “un triunfo del pueblo boliviano”. Morales acusó además que los soldados fueron “víctimas de la soberbia de algunas autoridades del Gobierno chileno”.
A estas declaraciones se suman las de la ministra de Comunicaciones de Bolivia, Amanda Dávila, quien al finalizar la jornada de este viernes señaló que existe un estancamiento de la relación bilateral con el gobierno de Piñera, que se ha visto reforzado por el incidente de los soldados bolivianos que fueron detenidos en Chile.
La ministra Amanda Ávila señaló que “no existe la posibilidad de acercamiento ni de diálogo por las tensiones que se han producido, no de ahora, sino desde el momento en que el Presidente Piñera entra al gobierno e interrumpe una relación de acercamiento que se estaba dando entre los dos países con el gobierno de Michelle Bachelet”.
La respuesta de Chile no se hizo esperar, esta vez a través del vocero (s) del Ministerio del Interior, Mauricio Lob, quien planteó que Bolivia mostró falta de cooperación para la salida de sus soldados de nuestro país y recalcó que el gobierno no va a pedir perdón por la correcta ejecución de la ley en Chile.
En su alocución, Lob recalcó que “Chile jamás va a pedir perdón por hacer respetar la ley, respetar los tratados, y hacer respetar sus fronteras”.
A estas afirmaciones se sumaron las ya vertidas por el Canciller Alfredo Moreno, quien señaló que el incidente “no puede volver a suceder”. Moreno añadió demás que “la responsabilidad recae en las autoridades bolivianas, que deben instruir a sus soldados, a sus policías, sobre la ubicación del límite y proveerle toda la capacitación e instrumentos para que no traspasen la frontera”.
Todas estas declaraciones a nivel gubernamental y diplomático generaron reacciones en el mundo político. Es así como la diputada de la Unión Demócrata Independiente Mónica Zalaquett, integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores de la cámara baja, señaló este viernes “que el caso de los soldados bolivianos dejó en evidencia que el presidente Evo Morales utilizó este episodio estrictamente judicial, con fines políticos y electorales”.
Por su parte, el candidato presidencial del partido Progresista Marco Enriquez- Ominami señaló este sábado que lo adecuado es la moderación de ambos gobiernos para que no se sigan agitando las relaciones bilaterales entre ambas naciones. Enríquez-Ominami añadió además que “los nacionalismos de Chile y Bolivia no le hacen bien a ambos países y en lo que compete a mi país, le digo a los nacionalistas más afiebrados, que nos parecemos mucho a los bolivianos, más de lo que algunos quieren aceptar. Es un pueblo hermano, hay que llevarse bien con los vecinos, porque eso tiene que ver con la prosperidad del norte, por lo tanto la tarea de los presidentes es ponderar las peleas, moderar el lenguaje, ser prudentes en las relaciones diplomáticas, y no ser una especie de agitador político”.
En este sentido, Enríquez Ominami le pidió al gobierno de Chile que en lo que le queda de tiempo no siga, según sus palabras, “metiendo las patas en materia diplomática”.