Hace unas horas falleció el Comandante Hugo Chávez Frías, el presidente que será recordado como amigo de su pueblo, un hombre que con tesón y convicción inicio el camino encabezando una rebelión militar en contra de la corrupción que entonces agobiaba al país. Un camino que luego pudo concluir recorriendo toda la nación, golpeando puerta por puerta y la conciencia de los venezolanos, pidiendo su apoyo y su voto para llegar a la presidencia y cumplir su promesa de una Venezuela sin pobres.
En los años previos a su elección como presidente, lo vimos con una consecuencia sin limites, levantando las consignas que luego fueron las promesas que cumplió y por las cuales nunca dejo de luchar: por una Asamblea Constituyente, contra la corrupción, por la defensa de las prestaciones sociales, para democratizar y redistribuir el ingreso petrolero y por construir el Gobierno Bolivariano.
Chávez no llego a la presidencia por casualidad, lo hizo con el apoyo y el voto mayoritario de los pobres, de las clases medias empobrecidas y de los eternos excluidos, fue el líder que terminó con el sistema bipartidista que durante años se alterno y repartió el poder desde 1958. Chávez desde el principio enarboló las banderas que muchos habían abandonado y sus sueños, la construcción del Socialismo Bolivariano del siglo XXI, como el mismo lo dijo muchas veces, como una “alternativa al modelo salvaje del capitalismo y con ello asegurar la mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad, para nuestro pueblo”.
Por sus sueños y por la coherencia de sus planteamientos el gobierno que encabezó fue amenazado en varias oportunidades y la mas reciente sucedió en Venezuela entre el 11 y el 14 de abril de 2002. En ese entonces un grupo de militares se apoderó del mando de las Fuerzas Armadas y lo destituyó de su cargo, con el apoyo de la embajada de Estados Unidos, alentando a la oposición venezolana para impedir la aprobación de unas leyes que legislaban sobre la propiedad de los recursos esenciales del país, alentando un paro petrolero que llevó al mínimo la producción de crudo.
Chávez y su gobierno vencieron esos momentos de traición y fueron las FFAA rescatadas por Oficiales leales y por el pueblo, quienes lo reubicaron en su cargo, con movilizaciones impresionantes a través de todo el país.
Un triunfo popular que reafirmó el legado de Chávez construido sobre la base de un Gobierno soberano, que no responde a los dictados del Imperio ni a los de la burguesía alguna. Un pueblo además que se siente profundamente orgulloso de sus raíces culturales e históricas, y en pleno proceso de recuperación del control de sus riquezas naturales y sus ingresos.
En el campo internacional y con una profunda visión latinoamericanista Chávez se puso al frente y como precursor de una política de integración, reubicando a nuestro continente en una posición de peso en el concierto internacional, impulsando el sello de la autodeterminación.
Chávez es el creador de la CELAC y el gran impulsor de la integración latinoamericana, con ello creó un nuevo momento no solamente en América Latina, sino en el Mundo, con una América Latina hablando con voz propia, en un proceso no solo político, sino integrador visto en toda la dimensión de la palabra.
Pero mas allá de sus legados políticos indiscutibles, y sobre todo para quienes estuvimos cerca de quienes iniciaron la Revolución Bolivariana en 1998, cuesta asimilar la dolorosa noticia del fallecimiento de Hugo Chávez Frías. Cuesta porque se va un gran impulsor de la inconclusa lucha por nuestra segunda y definitiva independencia latinoamericana, manteniendo una postura digna a nombre de su país y de nuestro continente.
Finalmente y mas allá de sus detractores a Chávez lo recordará su pueblo con cariño, porque cerró filas junto a el como uno más, por ello la sabiduría popular lo consignará como su imagen, porque fue su sabia la que lo nutrió y por eso es su ejemplo y su espíritu, el vivo aliento presente en la continuidad de su obra.
¡Nuestra admiración por siempre Comandante!
Dr. Enrique Villanueva M.
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