La vuelta inútil

  • 17-03-2013

Bachelet anuncia desde la ONU que cesa en su cargo y que vuelve a su país, o sea, que vuelve a Chile.

Como siempre jugando al misterio conspirativo, no le dice a ningún medio de prensa nacional ni que va a volver ni para qué va a volver, aunque la lógica indicaría que viene a ser “la” candidata que llevará a sus angustiadas y famélicas huestes de vuelta al poder que tanto bien les hizo en todos los sentidos de la palabra después de los noventa y por la friolera de veinte años no es nada, que febril la mirada, mientras sus galantes escuderos anuncian su proclamación orbi et urbi con las sonrisas llenas de satisfacción ante el cumplimiento de sus sueños más anhelados.

Pero ni  ella, la esperada, la Mesías que vuelve para conducir a su rebaño a la tierra prometida, ni sus escuderos hablan de para qué sería esta ansiada vuelta, ya que de programa, de cambios, de educación gratis, de lucro, de pensiones justas, de salud de calidad no se les escucha decir ni el más mínimo suspiro, como si su acción por la vida estuviera guiada por el viejo dicho de “en boca cerrada no entran moscas” y si no les entran moscas, menos la ciudadanía les podrá cobrar la palabra empeñada, empeñada hasta ahora en recuperar el poder por el poder y, obviamente, por las prebendas, pegas, peguitas y pegotas con sus respectivos sueldos, suelditos y sueldotes que conllevan, mientras al resto le darán bonos, bonitos y bonotes para que no le jodan la cachimba a los progres gobernantes.

El problema es que cada vez que abren su bocaza es para dejar en claro que no les  interesa cambiar nada, ya que como lo afirmara uno de los escuderos en “Tolerancia cero”, el país tendría que elegir entre reforma educacional o reforma a la salud porque no nos daba el cuero para más, claro que esto no los toca a ellos que ya tienen sus temas más que solucionados, así que los que se friegan el resto.

Esta vuelta inútil aparece como la tabla de salvación para quitarle a la derecha el poder, perdón, me retracto sobre la marcha, a quitarle el gobierno, ya que desde el mismo año 90 se dejaron absorber y deglutir por sus supuestos adversarios políticos de derecha, eso sí que en la medida de lo posible, que, me imagino, era la medida de las componendas de tu puesto y dos más, tus concesiones y dos más, te privatizo el agua y dos más en fin, un póker entre élites que dejaba a buena parte del país comiendo en la mesa del pellejo , para que ellos y ellas pudieran comer en la mesa de los grandes, con mantel largo y servicios de plata, vinos caros y sobremesa con puros cubanos, para mostrar cierto grado de adherencia revolucionaria, mientras debatían sobre qué medidas se podían adoptar de común acuerdo para que pareciera que parecía, pero que no se tocara bajo ninguna circunstancia el modelo heredado. No fuera a ser cosa que los dueños de la casa se enojaran y los echaran al patio a ganarse la vida como el resto de los mortales.

Probablemente la única gran diferencia hoy, en relación a su primera pasada por La Moneda, radica en que los comunistas le dan públicamente su apoyo, ya que esa vez se lo dieron para callado, en la medida de lo posible, apoyo que no implica en lo más mínimo que a Bachelet o sus adláteres le vaya a bajar el amor por los libros de Marx, para qué, si hoy por hoy, con decirse socialista ya basta para acabar con las penurias del mundo, sobre todo poniendo ministros de hacienda ultra neo liberales como el que ya tuvo ella y que hoy  anda recorriendo Chile en una camioneta prometiendo todo lo que le negó al país cuando fue dueño de las platas junto a la entonces socialista presidente que hoy vuelve para hacernos felices a todos los hijos e hijas de esta tierra.

Todo el misterio y suspenso de novela policíaca que se esconde detrás de esta vuelta no alcanza para creer que va a hacer algo distinto, a lo más, un recauchaje y una manito de pintura brillante para que piquen los peces en el estrecho estanque de los candidatos binominaliados, (binominal-aliados) con lo que se le augura, en su hipotético nuevo mandato, un período de mucha agitación y presión total, con la gente en las calles recuperando la memoria a gritos y palos, ya que segundas partes nunca fueron buenas y en este país se acabó la paciencia para volver a repetirse el plato de la misma sopa aguachenta mirando desde la mesa de pellejo a unos pocos confabulando en la mesa patronal sobre cómo seguir administrando esta larga y desigual franja privatizada.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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