Pese a la gran desigualdad, nuestra sociedad está viviendo un creciente proceso de movilidad social, lo cual se expresa en un consumo masivo de bienes no esenciales, los cuales tradicionalmente estaban dirigidos solo a las elites.
Es así que durante los meses del verano mas de ocho millones de compatriotas – casi el 60 por ciento de la población – se movilizaron dentro y fuera del país. Es decir, el veraneo hoy no es privilegio exclusivo de los más afortunados. Este proceso de complejizaciòn de las demandas de la mayoría del país, en un futuro cercano, se debería expresar también en una demanda por una mejor ciudad.
No obstante lo anterior, mientras los chilenos veraneábamos, silenciosamente los actores vinculados a la actividad inmobiliaria, a la construcción y al transporte, continuaron, silenciosamente (mientras los medios se centraban en el Festival de Viña) realizando acciones que profundizan la fractura y la segregación urbanas.
Es así que, pese a la prohibición municipal y a las reiteradas multas, el controvertido mall de la ciudad de Castro continuó construyéndose, apelando para ello a groseros subterfugios.
Por otro lado, los preparativos para la construcción de otro mall en el borde costero de la ciudad de Valparaíso, sigue su camino casi sin oposición, pese a la opinión en contrario de expertos y vecinos, y al peligro que esa ciudad pierda por ello su condición de patrimonio de la humanidad.
A lo anterior, se suma el hecho que aun no sabemos si la Secretaría Regional Metropolitana de Vivienda y Urbanismo tomó razón al congelamiento de los permisos de construcción al sur de Avenida Matta. Es decir, una autoridad administrativa del gobierno central, con una posición
sobre-ideologizada y respondiendo a evidentes intereses, puede detener, e incluso distorsionar e impedir, una resolución de la alcaldesa de Santiago.
Por último, esta nota post veraniega termina con una noticia esperanzadora. El alcalde de la comuna de Independencia, que es una de las comunas con mayor riqueza patrimonial del área metropolitana, propuso una limitación en las alturas de construcción, como reacción a verdaderos atentados urbanísticos que se vienen realizando en ese municipio.
Debemos estar atentos a la acción que frente a estos hechos tengan los sectores inmobiliarios, las autoridades del gobierno central y algunos “líderes de opinión” que, sorprendente y permanentemente, aparecen en los medios descalificando cualquier medida en favor de una mayor planificación urbana y de una limitación a la a veces depredadora acción del mercado en nuestras ciudades.