Las sonrisas abundaron entre los músicos chilenos que se subieron a los escenarios del festival Lollapalooza. La mayoría se mostraban satisfechos por la recepción de los públicos que encontraron y por ser parte del evento.
Sin embargo, la alegría no fue total. Algunos manifestaron su incomodidad por restricciones que se aplicaron en el acceso al backstage y por las diferencias en los pagos a nacionales y extranjeros.
La Banda Conmoción, por ejemplo, rechazó ser parte del evento en 2011 por considerar la oferta como insuficiente y ahora sí llegó a acuerdo. Su director, Cristián Sanhueza, recordó que la primera propuesta fue “irrisoria” y que entonces, “bien humildemente, preferimos ir a tocar al sur”.
“Tiene que haber una mayor valoración, no basta solo con la mirada de que se está dando una oportunidad y que pueden pasar muchas cosas. Por lo menos nosotros no estamos en la parada de que esto nos va a llevar a alguna parte. Somos una banda independiente que, si queremos ir a México, hacemos tantos conciertos y nos vamos. Tenemos la hermosa posibilidad de decidir el rumbo sin depender de grandes empresas o marcas que te hagan llegar a lugares. Para nosotros es importante estar en el festival, pero no nos marquen la pauta de esa manera”, afirmó.
Más duro fue Pablo Ilabaca, el guitarrista de Chancho en Piedra, quien consideró que el trato hacia los músicos locales “es pésimo en todos los sentidos, en lo económico y en la calidad de estancia. Eso lo sabe todo el mundo”.
El guitarrista recordó que los escenarios principales solo acogieron música chilena hasta las 14 horas de cada día, pero justificó que aun así acepten ser parte del festival: “Las bandas tienen que subirse al bote porque si no, no tocas en Lollapalooza. Tampoco es como tocar en la Luna: es un festival más, grande, pero uno más, como el de Viña o el de La Pampilla, que también son grandes. Lo que pasa es que el medio periodístico se interesa por las estrellas internacionales, pero poco a poco la organización y el público se están dando cuenta que las bandas chilenas o latinoamericanas se merecen estar en un podio de horarios mejor del que ofrecen”, explicó.
Aun así, Ilabaca se manifestó “feliz” de que Chancho en Piedra haya tocado al mediodía y afirmó que “no es una queja, es una crítica constructiva y responsable”.
Otro de los locales que convocó a una cantidad importante de público fue Manuel García, quien sostuvo que las diferencias en las cifras “tienen que remediarse en la medida que la música tenga su estatus súper ganado. Se entiende que hay producciones que vienen de afuera y son más caras, pero podemos subir un poquito la puntería en el pago a los músicos chilenos”.
El ex Mecánica Popular aseguró además que la situación debería mejorar con la consolidación del Lollapalooza en Chile y recalcó que “la función que uno puede tener como artista es negociar dignamente lo que significa la música chilena. Mi representante (Carlos Fonseca) sabe mucho de música chilena y del estatus que podemos alcanzar como artistas, entonces ojalá que esas experiencias e ideas vayan haciendo crecer a los que son más jóvenes y vienen después”.
Foto: Chancho en Piedra (Ignacio Gálvez, Lollapalooza Chile)
Las sonrisas abundaron entre los músicos chilenos que se subieron a los escenarios del festival Lollapalooza. La mayoría se mostraban satisfechos por la recepción de los públicos que encontraron y por ser parte del evento.
Sin embargo, la alegría no fue total. Algunos manifestaron su incomodidad por restricciones que se aplicaron en el acceso al backstage y por las diferencias en los pagos a nacionales y extranjeros.
La Banda Conmoción, por ejemplo, rechazó ser parte del evento en 2011 por considerar la oferta como insuficiente y ahora sí llegó a acuerdo. Su director, Cristián Sanhueza, recordó que la primera propuesta fue “irrisoria” y que entonces, “bien humildemente, preferimos ir a tocar al sur”.
“Tiene que haber una mayor valoración, no basta solo con la mirada de que se está dando una oportunidad y que pueden pasar muchas cosas. Por lo menos nosotros no estamos en la parada de que esto nos va a llevar a alguna parte. Somos una banda independiente que, si queremos ir a México, hacemos tantos conciertos y nos vamos. Tenemos la hermosa posibilidad de decidir el rumbo sin depender de grandes empresas o marcas que te hagan llegar a lugares. Para nosotros es importante estar en el festival, pero no nos marquen la pauta de esa manera”, afirmó.
Más duro fue Pablo Ilabaca, el guitarrista de Chancho en Piedra, quien consideró que el trato hacia los músicos locales “es pésimo en todos los sentidos, en lo económico y en la calidad de estancia. Eso lo sabe todo el mundo”.
El guitarrista recordó que los escenarios principales solo acogieron música chilena hasta las 14 horas de cada día, pero justificó que aun así acepten ser parte del festival: “Las bandas tienen que subirse al bote porque si no, no tocas en Lollapalooza. Tampoco es como tocar en la Luna: es un festival más, grande, pero uno más, como el de Viña o el de La Pampilla, que también son grandes. Lo que pasa es que el medio periodístico se interesa por las estrellas internacionales, pero poco a poco la organización y el público se están dando cuenta que las bandas chilenas o latinoamericanas se merecen estar en un podio de horarios mejor del que ofrecen”, explicó.
Aun así, Ilabaca se manifestó “feliz” de que Chancho en Piedra haya tocado al mediodía y afirmó que “no es una queja, es una crítica constructiva y responsable”.
Otro de los locales que convocó a una cantidad importante de público fue Manuel García, quien sostuvo que las diferencias en las cifras “tienen que remediarse en la medida que la música tenga su estatus súper ganado. Se entiende que hay producciones que vienen de afuera y son más caras, pero podemos subir un poquito la puntería en el pago a los músicos chilenos”.
El ex Mecánica Popular aseguró además que la situación debería mejorar con la consolidación del Lollapalooza en Chile y recalcó que “la función que uno puede tener como artista es negociar dignamente lo que significa la música chilena. Mi representante (Carlos Fonseca) sabe mucho de música chilena y del estatus que podemos alcanzar como artistas, entonces ojalá que esas experiencias e ideas vayan haciendo crecer a los que son más jóvenes y vienen después”.
Foto: Chancho en Piedra (Ignacio Gálvez, Lollapalooza Chile)
Las sonrisas abundaron entre los músicos chilenos que se subieron a los escenarios del festival Lollapalooza. La mayoría se mostraban satisfechos por la recepción de los públicos que encontraron y por ser parte del evento.
Sin embargo, la alegría no fue total. Algunos manifestaron su incomodidad por restricciones que se aplicaron en el acceso al backstage y por las diferencias en los pagos a nacionales y extranjeros.
La Banda Conmoción, por ejemplo, rechazó ser parte del evento en 2011 por considerar la oferta como insuficiente y ahora sí llegó a acuerdo. Su director, Cristián Sanhueza, recordó que la primera propuesta fue “irrisoria” y que entonces, “bien humildemente, preferimos ir a tocar al sur”.
“Tiene que haber una mayor valoración, no basta solo con la mirada de que se está dando una oportunidad y que pueden pasar muchas cosas. Por lo menos nosotros no estamos en la parada de que esto nos va a llevar a alguna parte. Somos una banda independiente que, si queremos ir a México, hacemos tantos conciertos y nos vamos. Tenemos la hermosa posibilidad de decidir el rumbo sin depender de grandes empresas o marcas que te hagan llegar a lugares. Para nosotros es importante estar en el festival, pero no nos marquen la pauta de esa manera”, afirmó.
Más duro fue Pablo Ilabaca, el guitarrista de Chancho en Piedra, quien consideró que el trato hacia los músicos locales “es pésimo en todos los sentidos, en lo económico y en la calidad de estancia. Eso lo sabe todo el mundo”.
El guitarrista recordó que los escenarios principales solo acogieron música chilena hasta las 14 horas de cada día, pero justificó que aun así acepten ser parte del festival: “Las bandas tienen que subirse al bote porque si no, no tocas en Lollapalooza. Tampoco es como tocar en la Luna: es un festival más, grande, pero uno más, como el de Viña o el de La Pampilla, que también son grandes. Lo que pasa es que el medio periodístico se interesa por las estrellas internacionales, pero poco a poco la organización y el público se están dando cuenta que las bandas chilenas o latinoamericanas se merecen estar en un podio de horarios mejor del que ofrecen”, explicó.
Aun así, Ilabaca se manifestó “feliz” de que Chancho en Piedra haya tocado al mediodía y afirmó que “no es una queja, es una crítica constructiva y responsable”.
Otro de los locales que convocó a una cantidad importante de público fue Manuel García, quien sostuvo que las diferencias en las cifras “tienen que remediarse en la medida que la música tenga su estatus súper ganado. Se entiende que hay producciones que vienen de afuera y son más caras, pero podemos subir un poquito la puntería en el pago a los músicos chilenos”.
El ex Mecánica Popular aseguró además que la situación debería mejorar con la consolidación del Lollapalooza en Chile y recalcó que “la función que uno puede tener como artista es negociar dignamente lo que significa la música chilena. Mi representante (Carlos Fonseca) sabe mucho de música chilena y del estatus que podemos alcanzar como artistas, entonces ojalá que esas experiencias e ideas vayan haciendo crecer a los que son más jóvenes y vienen después”.
Foto: Chancho en Piedra (Ignacio Gálvez, Lollapalooza Chile)
