Uno de los estados federados de Alemania denunció la contaminación de trazas de maíz transgénico NK603 y Mon 803 de Monsanto, por lo que un país miembro de la Unión Europea, que tiene tolerancia cero con la contaminación de semillas, cuestiona el prestigio de Chile como productor de semillas convencionales.
Esto ha causado inquietud desde diversos sectores. La directora de la Fundación Sociedades Sustentables, María Isabel Manzur, calificó de “grave” la situación, la que a su juicio pone en evidencia un problema que nuestro país aún no se decide a resolver.
“Este episodio es como la punta del iceberg porque Chile tiene varios casos ya de contaminación de maíz. Lo que han detectado ahora también fue detectado en 2012, si vamos años atrás, la Unión Europea el 2012 le hizo una auditoría a Chile por repetidas contaminaciones de maíz tradicional con transgénicos que eran exportados a Europa. Chile se comprometió a establecer medidas para impedir la contaminación y bueno, vemos que pareciera ser que no funcionaron”, explicó Manzur.
La bióloga afirmó que el 2008 fueron a la sexta región y pudieron comprobar la existencia de cultivos contaminados. Además, el 2005, Greenpeace realizó un estudio donde también se ratificó la existencia de contaminantes. Esto se suma a golpe que en el 2011 recibieron los empresarios apícolas cuando el mismo país corroboró que la miel estaba contaminada, limitando su ingreso al mercado europeo.
En ese sentido, la especialista afirmó que desde 1992, año en que se liberaron los cultivos transgénicos en Chile, éstos se dan al aire libre y sus trazas viajan kilómetros por el viento a la acción de las abejas, lo que es difícil controlar. Ante esto, algunas voces han apuntado a la imposibilidad de la coexistencia de cultivos orgánicos y modificados.
“Estamos desde hace tiempo planteando que hay que defender los cultivos orgánicos, fundamentalmente agroecológicos y convencionales, de la amenaza de contaminación por transgénicos”, dijo la encargada de semillas de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas, Lucía Sepúlveda.
“Se nos replica por parte de la autoridad siempre de que la coexistencia es posible y ellos lo que le ofrecen a los agricultores hoy día es eso. Pero lo que vemos con este incidente es que se comprueba que esto no es así, que los riesgos existen, son reales, y que en este caso los perjudicados siempre van a ser los tradicionales, o sea los cultivos no transgénicos”, concluyó Sepúlveda.
La ambientalista añadió que la Asociación Nacional de Producciones de Semillas (Anpros) ha garantizado siempre que los productos no se pueden contaminar, pero que este nuevo antecedente demostraría lo contrario. Frente a esto, su presidente, Mario Schindler, afirmó que falta conocer el mecanismo de identificación y los protocolos utilizados en Alemania, entre otra información relevante.
“Normalmente existen varios factores en los cuales uno debe fijarse antes de tomar una posición y esos antecedentes por el momento no los tenemos. Los antecedentes que tenemos son la detección de un estado de una región de Alemania, donde en un solo lote habrían encontrado trazas mínimas de presencia de organismos genéticamente modificados y esa es toda la información que tenemos por el momento. Sacar cualquier tipo de conclusión, en ese momento, sería total y absolutamente apresurado”, explicó.
El empresario reiteró que la coexistencia es absolutamente posible.
Radio Universidad de Chile se comunicó con el Ministerio de Agricultura y con el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), quienes no entregaron ninguna versión sobre el tema