Un crudo análisis sobre la realidad urbana en nuestro país entregó el profesor, Hugo Romero, en entrevista con Juan Pablo Cárdenas en la primera edición de Radioanálisis. En la ocasión, el geógrafo ambiental de la Universidad de Chile se refirió a los últimos episodios de contaminación en el aire que ha afectado a las comunas del sur del país y acerca de la planificación urbana de las grandes ciudades.
Al respecto, el profesor Romero sostuvo que “Nos hemos familiarizado con la polución y esto nos impide horrorizarnos con el tema”, agregando como dato que cerca de 4mil 500 personas mueren producto de la inhalación constante de material particulado en el aire.
Respecto de las soluciones, el geógrafo y académico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de nuestra casa de estudios, sostuvo que el incentivo del uso del transporte público y de la bicicleta, junto con desincentivar el uso del automóvil, son parte de las medidas que se deben adoptar para superar este problema.
“La bicicleta tendría que tener un efecto mayor, pero para eso, tendríamos que tener lleno de ciclovías y las calles deberían ser más amables. En Barcelona, el alcalde determinó ante el aumento de las enfermedades coronarias, que las personas debían caminar 40 cuadras diarias, hacer eso, en un ambiente que no es favorable como el nuestro, no se puede. Vivir en la ciudad no debe ser estresante, hay que revertir esto”, agregó.
El profesor Romero se refirió además a las medidas paliativas que adopta el gobierno ante episodios de contaminación, sobre este punto el académico afirmó que “las autoridades prohíben hacer gimnasia en días de alerta, cuando eso es lo peor que se puede hacer, ya que desincentiva la práctica deportiva y la vida más sana”, a lo que agregó que “al mismo tiempo los porcentajes de abandono del automóvil disminuyen y acá pareciera que se alegran cuando el parque automotriz aumenta”, enfatizó.
El académico agregó que es efectivo que los niños que viven en grandes ciudades como Santiago pierden además capacidad respiratoria, en comparación con aquellos menores que viven en ambientes más limpios.
Expansión urbana
El profesor Hugo Romero abordó además la expansión del cono urbano de la ciudad de Santiago y sostuvo que esto responde a los intereses de algunos grupos económicos.
El académico afirmó que “Si la ciudad de Santiago se extendiera más, que es lo que el gobierno está planteando, quiere decir que desparecerán 10 mil hectáreas verdes, las que serán cubiertas con cemento, provocando una desaparición de bio masa 10 veces mayor que la que espera reforestar el gobierno en el norte chico de nuestro país.
“La compatibilización que debe existir entre la protección del medio ambiente y la calidad de vida de las personas, con el desarrollo y el crecimiento económico, es uno de los grandes dilemas de la actualidad”, sostuvo el especialista.
“Hay que aprender de los países desarrollados donde hay fuertes regulaciones que impiden el crecimiento desproporcionado de las grandes ciudades. En Suecia o Suiza las ciudades simplemente no pueden crecer y si tuvieran que hacerlo, se habilita un pueblo que esté dotado de un sistema de transporte público de calidad y ese pueblo inmediatamente se valoriza”, agregó.
“Las ciudades desarrolladas, deben tener 1/5 de área verde, algo inimaginable para nosotros. En Chile, donde el 45% del producto interno bruto se concentra en Santiago, las personas tienen pocas opciones, pero si pudiesen elegir, probablemente emigrarían”, afirmó.
El académico finalmente se refirió a los motivos de este crecimiento indiscriminado, pese a los estudios que existen sobre este tema “El Estado se asocia con los intereses hegemónicos privados y no necesariamente con las advertencias científicas. A nosotros nos preocupa que estos antecedentes estén a disposición de la sociedad, ya que es la sociedad la que debe manifestar su desencanto. Al parecer la indignación es la única forma de revertir estas decisiones unilaterales que buscan el beneficio de algunos sectores”, afirmó agregando que “la ciudad se ha transformado en una fábrica para los intereses económicos y eso no considera el pensamiento de la ciencia ni de la sociedad. Vivir en la ciudad es nuestro nicho ecológico y no podemos renunciar a ello”, concluyó.
