Crecimiento económico y Twitter

La semana pasada las acciones de Apple subieron 5 % en apenas minutos, porcentaje que equivale a un aumento del valor bursátil de esa empresa de alrededor de US$ 17.000 millones, gracias a un par de tweets de Carl Icahn, un inversor de Wall Street. Los tweets corrieron como la pólvora y no tardaron en mostrar su efecto sobre la valoración bursátil de la firma, cuyas acciones subieron gracias al empujón de confianza de esos comentarios.

La semana pasada las acciones de Apple subieron 5 % en apenas minutos, porcentaje que equivale a un aumento del valor bursátil de esa empresa de alrededor de US$ 17.000 millones, gracias a un par de tweets de Carl Icahn, un inversor de Wall Street. Los tweets corrieron como la pólvora y no tardaron en mostrar su efecto sobre la valoración bursátil de la firma, cuyas acciones subieron gracias al empujón de confianza de esos comentarios.

Entre el viernes de la semana pasada y el inicio de la presente, el precio del cobre, de las acciones en los mercados desarrollados y el tipo de cambio dólar nacional e internacional han oscilado al ritmo de rumores sobre la cercanía de la decisión de la FED de EE.UU. de comenzar a retirar los estímulos monetarios que han permitido a la principal economía del mundo mantenerse con una actividad que, aunque cancina, muestra cierto crecimiento, el que en el segundo trimestre alcanzó al 0,4%. Japón, por su parte, con un programa expansivo similar, creció 0,6% y aumentó sus exportaciones debido a un yen más débil.

Desde Europa, en tanto, donde también las evoluciones de los mercados bursátiles son altamente aleatorias, nos llegan cifras macro de cierre a junio que, para algunos, estarían marcando el inicio del término de su recesión, impulsada por el eje franco-alemán (Alemania creció 0,7% y Francia, 0,5%). España –cuya deuda pública se eleva a casi el 100% del PIB (casi un millón de millones de euros)- creció 0,3%, el Reino Unido lo hizo en 0,6%. Luego Portugal (uno de los rescatados), con incremento del 1,1%; República Checa, con 0,7% y Finlandia (0,7%). Por el lado de las bajas están Italia (-0,2%), cuyas bolsas se derrumbaron a inicios de semana; Chipre (-1,4%), sobre el cual se asegura que requerirá nuevo rescate, y Grecia o Irlanda, otros rescatados, sobre los cuales no hay aún cifras. En las economías germana y gala, la clave del mejor comportamiento han sido sus exportaciones, aunque también han contribuido la demanda interna e inversiones, tanto públicas como privadas.

Pero el escepticismo sobre si será este un punto de inflexión para la reactivación de la zona, se mantiene. Y no es para menos. La tasa de desocupación europea sigue alta, el gasto fiscal se mantiene contraído para evitar mayor descontrol de las deudas estatales y el crédito continua restringido, haciendo que los propios bancos centrales alemán y francés hayan rebajado sus pronósticos de crecimiento para lo que queda de año, en una actitud que ha seguido la autoridad económica en Chile, donde el crecimiento del segundo trimestre alcanzó a 4,1%, también gracias al mayor dinamismo exportador y una demanda interna que ha seguido dinámica.

Los factores políticos que impactan sobre la situación de varias naciones desarrolladas (crisis de gobierno en Italia, elecciones en Alemania, caída de popularidad del premier francés Hollande), así como la debilidad del sistema financiero, su lento desapalancamiento, ajustes y fusiones, deudas incobrables, adicionado a la caída de actividad de naciones emergentes (Brasil, China, India), mantienen niveles de incertidumbre muy altos entre los inversionistas mundiales, hecho que estimula curiosos comportamientos en las Bolsas (y el sistema financiero) que afectan el valor patrimonial de compañías de la economía real, enriqueciendo o empobreciendo en segundos a empresas y personas, merced a los violentos corcoveos de sus precios, un escenario paraíso para los especuladores.

A modo de ejemplo, la semana pasada las acciones de Apple subieron 5 % en apenas minutos, porcentaje que equivale a un aumento del valor bursátil de esa empresa de alrededor de US$ 17.000 millones, gracias a un par de tweets de Carl Icahn, un inversor de Wall Street. Icahn comentó en su perfil de Twitter que había comprado un importante paquete de acciones de la firma de Steve Jobs y que creía que la empresa estaba “extremadamente infravalorada”. Más tarde, en un segundo tweet, aseguró que había mantenido una conversación con Tim Cook, CEO de Apple, recomendándole que incrementara su programa de recompra de acciones. Los tweets corrieron como la pólvora y no tardaron en mostrar su efecto sobre la valoración bursátil de la firma, cuyas acciones subieron gracias al empujón de confianza de esos comentarios.

Como se sabe, desde comienzos del siglo XX dichas estrategias han sido utilizadas cuando algún tenedor relevante de acciones busca liquidar sus posiciones, ya que lo lógico es no avisar a la competencia cuando se quiere comprar, de modo de no hacer subir los precios. A inicios del siglo XX estas operaciones podían demorar días o al menos horas. Hoy, merced a las tecnologías de la información, la circulación es instantánea y las reacciones de los mercados también, haciendo a estos mercados aún más peligrosos e inestables para novatos o minoritarios.

Esta conducta de los mercados tiene derivadas económicas, pero también políticas. Es sabido que medimos el éxito de las sociedades modernas por su crecimiento. Si el crecimiento es la suma de valor y producto de una economía en un lapso determinado, el aumento de precio de Apple en US$ 17 mil millones (5% del PIB de Chile) implica que dicho salto de valor impactará en la medición del crecimiento del PIB norteamericano de 2013, anunciando una supuesta mayor abundancia en la economía real norteamericana. Pero ¿es esta alza de valor signo de mayor riqueza real? ¿Responde a algún avance objetivo en lo técnico, productivo, procedimental administrativo? Y aunque es cierto que las cosas valen en el mercado lo que el contrato entre vendedor y comprador acuerdan, ¿no será mucho el efecto debido a un par de tweets? Parece, pues, que para salir de la actual situación de la economía mundial, nos falta todavía un tiempo.





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