“La exposición fue hecha para la gente, no para unos pocos”

Abierta hasta el 15 de septiembre en el Museo Nacional de Bellas Artes, la exposición “Cuando desperté no había nadie” reúne trece grandes telas con imágenes figurativas que cruzan lo arquetípico con lo contingente, una investigación sobre la pintura “psíquica” que ha sido éxito de público.

Abierta hasta el 15 de septiembre en el Museo Nacional de Bellas Artes, la exposición “Cuando desperté no había nadie” reúne trece grandes telas con imágenes figurativas que cruzan lo arquetípico con lo contingente, una investigación sobre la pintura “psíquica” que ha sido éxito de público.

La última propuesta de Víctor Mahana (1977) ha logrado conexión especial con el público. A través de varias entrevistas y artículos en medios de comunicación, el artista ha aumentado el impacto de su exposición –abierta hasta el 15 de septiembre en el Museo Nacional de Bellas Artes– que ya cuenta con gran aceptación del público.

“Cuando desperté no había nadie” son trece obras de gran formato, colorido y simbolismo, que –desde la Sala Chile– proponen un imaginario tan místico como crítico a algunos aspectos del sistema neoliberal.

Para exhibir en el museo, el artista se sumergió en una investigación de dos años, donde experimentó con nuevos pigmentos y técnicas pictóricas contemporáneas que rescatan la tradición de antiguos maestros. Un modo de pintar muy meditado provocó un cambio sustancial en su reconocida figuración. Mahana reemplazó el fotorrealismo por “una pintura de memoria, psíquica, más gestual”, donde aparecen lugares mentales o paisajes espirituales.

Hay una energía telúrica y el derrumbe del modelo es uno de los temas transversales, proceso que el autor descubre en la situación de desigualdad, en la crisis medioambiental, en el cambio climático y en hechos como la caída de las Torres Gemelas. Para Mahana, el terremoto evidenció las fisuras del sistema neoliberal.

¿Cómo defines el término de pintura “psíquica”?

Es la pintura que viene sin mediación, directamente de la psiquis, desde lo interno, del inconsciente, de la memoria. Tiene relación con el abandono del uso de la fotografía como modelo y la creación de imágenes imaginadas, realizadas a partir de los sentidos con referentes inmediatos en la naturaleza. Sin máquinas o aparatos de por medio, busca una relación directa entre el artista y lo representado.

¿Cómo fue el proceso de cambio en tu obra hasta llegar a la propuesta actual en el MNBA?

Paulatinamente reemplacé el uso de la fotografía como modelo por la experiencia directa y presencial de lo representado. Ahora todo lo que pinto de alguna manera lo he visto con mis propios ojos y lo materializo con mis propias manos, generando en la pintura un aura más cercana a lo orgánico. Todo comenzó en 2010 y cuajó luego de muchas obras e investigaciones en la “Gruta de los vientos” (2012), una pintura que hice al interior de una capilla de fines del 1800 en Puerto Octay, donde pude dar rienda suelta al estilo que venía preparando. Luego de eso comenzó el proceso de pintura de la exposición, donde asumí el riesgo de cambiar en parte la estética y aproximación pictórica-conceptual.

¿Qué reacciones has visto desde el público y que hayan llamado tu atención?

Por un lado, los medios han tenido un gran interés en la exposición, y ha quedado de manifiesto en más de 20 entrevistas en diarios, revistas y radios. Ha sido mediáticamente muy fuerte la presencia de CDNHN. Creo que se mezcla un interés en mi nueva obra, en el conjunto de pinturas de la muestra y, por supuesto, el gran impacto que ha tenido en el público. La inauguración fue el 11 de julio, había paro nacional convocado por la CUT, incluso el museo estuvo plegado hasta las 6 de la tarde. Pensaba que iba a ir poca gente y mi sorpresa fue mayúscula cuando al entrar vi 300 ó 400 personas abarrotando el hall central y luego, afuera de la Sala Chile, filas esperando turno para poder ver la muestra. Artistas, críticos, coleccionistas, gente del mundo de la cultura, etc. dijeron presente y sólo puedo estar agradecido por lo masiva y concurrida que ha estado hasta ahora. Las visitas guiadas que estamos realizando junto con el Área de Mediación han atraído los fines de semana un promedio de 40 a 50 personas en sala de todos los grupos etáreos y socioeconómicos, lo que ha permitido que esta exposición abarque un espectro muy grande. Incluso, tuvimos que tomar la decisión de acordonar todo el perímetro de la muestra ya que hay gran cantidad de gente visitándola e incluso tocando las obras.

¿A qué crees que se debe el éxito mediático y de público?

Creo que me conecté con un sentir colectivo y me hice parte de los acontecimientos que son de común preocupación para todos. Además son obras atípicas dentro del medio artístico nacional e incluso dentro de mi propio quehacer. No tienen concesiones, no hay temas tabú, no hubo obligación de hacer las obras para vender. Son producto de dos años de proceso creativo ininterrumpido, obsesivo, disciplinado, de mucha entrega personal. El proyecto estuvo sostenido por un grupo de trabajo muy profesional, que incluyó curadora, fotógrafa de registro, edición fotográfica, diseño, edición de textos, periodista, mecenas y, por supuesto, todo el team del museo. Un proceso así es de excelencia. Pocas veces un artista puede contar con el apoyo de tanta gente. Es una alianza nueva en un circuito de las artes acostumbrado al Fondart o al apoyo escaso de las galerías comerciales. La exposición fue hecha para la gente, para el museo, para todos, no para unos pocos, y creo que eso finalmente se logró.

¿A qué nuevos proyectos te abre esta experiencia?

Por el momento mi energía está puesta en que CDNHN siga dando que hablar; en apoyar la difusión, las visitas guiadas y terminar de buena forma este largo proceso que ha significado mucho desgaste de energía vital. Hay un libro sobre el proceso de creación de las trece obras, que esperamos imprimir y lanzar a fines de año, con textos de Matías Kappés, Juan Forch, Carolina Castro J., Geraldine Mackinnon, el astrónomo Mario Hamuy y el artista Mauricio Garrido. Además, en el horizonte hay una posibilidad muy concreta de ir a hacer una obra a Palestina. Lo que quiero es pintar un mural en el muro de Gaza o algo similar, así como establecer relaciones con artistas locales y generar un puente cultural con Chile. Y, bueno, hay bastantes cosas pasando que quisiera mantener en secreto hasta que resulten; pero sin duda, hay Mahana para rato. Para mí esta muestra en el Museo no es una consagración, sino un renacimiento. 

Víctor Mahana

Víctor Mahana

Víctor Mahana (1977) es licenciado en Arte de la Pontifica Universidad Católica, pintor, grabador e ilustrador. Desde 1999 ha realizado más de 55 exposiciones tanto en Chile como en Estados Unidos y Bélgica: 10 individuales y 45 colectivas, destacando “Random Mode” (2006, Galería del Consulado Chileno en Nueva York, Estados Unidos); “Surreal! The Fantastic in Chile Today” de la serie “Painting Now: Contemporary Chilean Art” (2006, Embajada Chilena en Washington D.C, Estados Unidos); y Feria de Arte Lineart de Gent, Bégica (2008, Galería Abbeloos11). www.victormahana.com

FECHA EXPOSICIÓN: 11 de julio – 15 de septiembre de 2013

LUGAR: Sala Chile – Museo Nacional de Bellas Artes – Parque Forestal s/N° – Santiago / Chile

HORARIO: Martes a domingo de 10:00 a 18:50 h.

CONVERSACIONES CON EL ARTISTA: sábado 31 de agosto 17:30 h. – domingo 8 de septiembre 17: 30 h. – sábado 14 de septiembre 12:30 h.





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