La caída del Presidente

  • 02-09-2013

La reacción de las redes sociales luego de la caída del Presidente Sebastián Piñera, la semana pasada en la comuna de Puente Alto, fue evidente: Burlas, chistes y todo tipo de reacciones de mofa a un “porrazo” que además, se transformó en todo un símbolo de lo que ha sido la administración del mandatario.

Claro, porque la obsesión del Presidente por aparecer a como dé lugar, en las portadas de los diarios, en las transmisiones radiales y en las imágenes televisivas, lo ha llevado a cometer una serie de errores que, dentro de otros factores, lo tienen con un nivel de adhesión muy bajo en las encuestas que desde el año 2011 no supera el 35%.

¿Qué lleva al Presidente a cometer estos errores una y otra vez? Si hasta sus salidas de madre son conocidas mundialmente como “Piñericosas” y pese a esto, no se aplaca el afán del mandatario de figurar, independiente del evento en el que participe.

Si hasta el presidente de los Estados Unidos vivió en carne propia los arrebatos del mandatario, cuando en un hecho inédito, Piñera ocupó el sillón presidencial de Barack Obama para tomarse una fotografía, en un acto de extrema frivolidad, que no va de la mano con el cargo que ostenta.

Los ejemplos son varios y no sólo se reflejan en actitudes o exabruptos del presidente, también se ve en la forma en que ha administrado al Estado durante este periodo. Un Estado reaccionario que ha definido su agenda en responder a la serie de demandas ciudadanas que han aparecido en los últimos años, algo que de cierta forma es positivo, pero que denota una falta de capacidad para leer los conflictos que deriva en una serie de propuestas sin sustento que rápidamente se desvanecen, ya sea por la presión social o por el trabajo del parlamento.

Si incluso dentro del mismo Gobierno hay voces que sostienen que el excesivo protagonismo que ha tenido el Presidente en las decisiones país, han terminado por perjudicar un periodo que en materia económica muchos califican de exitoso, pero que no se ha visto reflejado en niveles de adhesión favorables por una “sobreexpectativa” creada por el propio Sebastián Piñera.

“El gobierno de los mejores”, “el mejor Censo de la historia”, “la reforma educacional más ambiciosa de los últimos años”, son algunos ejemplos de lo anteriormente planteado, un gobierno que se mira a sí mismo, sin lograr captar, ni mucho menos materializar las demandas ciudadanas, que se han planteado desde hace 3 años.

¿Qué tenemos entonces?, un Presidente que durante el último año ha intentado por todos los medios, sobreponerse al mal del “pato cojo”, pensando ya incluso en lo que será su probable aventura presidencial el año 2017 y un gobierno que está derivando problemas sustanciales de la sociedad, como la salud, a la “próxima administración”

El Presidente cayó, tal como le ha pasado en las encuestas, pero ni el más grande de los porrazos al parecer lo hará cambiar de opinión, la agenda tendrá que pasar necesariamente por él, no importa si no es necesario, porque esa es la forma de ser de Sebastián Piñera, un hombre que no escatimó en recursos para ser electo presidente y de paso aparecer en los libros de historia, pero que hasta el momento, al parecer, será más recordado por sus “Piñericosas” que por algún logro sustancial de su gobierno.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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