“Han ejecutado a algunos clientes, y hablan una lengua extraña, quizás el árabe o el somalí, pero no estoy seguro, yo no hablo esos idiomas”. Así describía a los medios de comunicación un testigo lo que estaba pasando dentro del lujoso centro comercial Westgate Mall, frecuentados por ricos clientes y expatriados en Nairobi, la capital de Kenia, luego de que hombres armados entraran al recinto tiroteando a todo a quien encontraban a su paso.
Algunos minutos más tarde, la policía rodeaba el recinto e intentaba evacuar a la mayor cantidad de gente del centro comercial, pero los subversivos tomaron a siete personas como rehenes.
La policía intentaba negociar con los captores, que según testigos, van vestidos de negro y tienen el rostro cubierto. De acuerdo a un último balance, hasta el momento habría al menos 20 personas muertas y unas 50 personas estarían heridas, clientes o personal de las tiendas que no habrían logrado evitar las balas, como explicaba Sudjar Singh, un trabajador del centro comercial citado por la agencia AFP: “Los hombres intentaron tirarme en la cabeza, pero erraron. Sin embargo, al menos 50 personas habrían sido tocadas por las balas”.
Habitualmente lleno de público los fines de semana, este centro comercial, ubicado a algunos pasos de la sede de la ONU en el país, es comúnmente señalado como blanco de posibles atentados de grupos ligados a Al Qaeda, como los islamistas somalíes Shebab, que han amenazado vengarse del apoyo militar de Nairobi al gobierno somalí. Martin Nesirky, portavoz del secretario general de la ONU, dijo que Ban Ki-moon, sigue con mucha preocupación el ataque mortífero y llamó al presidente Uhuru Kenyatta para manifestarle su solidaridad.
El ataque inédito en la capital de Kenia podría ser el más grande después del atentado suicida de Al Qaeda contra la embajada de EE.UU. en Nairobi en 1998 que dejó 200 muertos.