Los neurocirujanos del Hospital Clínico Fundación Favaloro, el pasado miércoles 9 de octubre, fueron los encargados de operar, a partir de las 08:30 horas y hasta las 10:00 horas del día miércoles 9 de octubre a la mandataria argentina, que tras una serie de síntomas generó las alarmas en casa Rosada que definieron intervenirla con carácter de urgente.
El origen de la dolencia parece estar en una caída y posterior golpe en la cabeza sufrida por Cristina Fernández el día 12 de agosto, (PASO) celebrada en aquella ocasión. Dolores de cabeza, un hematoma entre la corteza del cerebro y la meninge “cosquilleos en el brazo izquierdo y posterior adormecimiento. Leve pérdida de fuerza muscular” fueron los indicadores que determinaron la necesidad de abrir el cráneo y drenar la sangre acumulada.
Con la decisión de intervenir a la presidenta Fernández, además de los efectos que se generan en el estado general de la sexagenaria mandataria, hay consecuencias en el plano político, en un país que enfrenta decisivas elecciones legislativas en dos semanas más. En principio se hizo el traspaso del mando a través del notario de Gobierno, Natalio Echegaray, quien tomo nota de la delegación de poderes a manos del vicepresidente Amado Boudoir, siguiendo en ello lo que establece la constitución trasandina en orden a que “en caso de enfermedad del presidente (a) el poder ejecutivo será ejercido por el vicepresidente de la nación”. Las primeras palabras de Boudou signaron la línea que trazó Cristina Fernández “la clave y lo que ella nos pide es mantener la gestión y en eso nos van a encontrar estos días”.
Boudou, quien enfrenta acusaciones de corrupción y tráfico de influencias tendrá una dura labor a la hora de mostrarse y actuar en un papel de la trascendencia por el cual fue nominado en este período – aún no resuelto en cuántos días y con qué plazo de recuperación se cuenta para que Cristina Fernández vuelva a ocupar su puesto. Difícil situación para el cristianismo pues Boudou no cuenta ni con el afecto ni el apoyo del núcleo de hierro de la Sra. K y menos de los grupos adeptos al cristinismo como es el caso de la Cámpora pero tampoco explicitarán esa visión toda vez que se considera que Boudou ha sido atacado por el Grupo Clarín por ser este el economista que propuso estatizar las pensiones argentinas y el programa PROCREAR destinado a la adquisición de la primera vivienda, medidas que contaron con el ataque incesante del grupo mediático argentino.
La clave es ver cuánto tiempo necesitara Cristina para su proceso de recuperación. En algún momento se hablo de 90 días, pero eso no sólo es mucho para un período crítico desde el punto de vista político, sino también para Boudou esté al frente, considerado como irrelevante dentro del peronismo y además al cual la prensa le ha colgado ya el cartel de corrupto. Prensa que también vende como nuevo hombre fuerte – casi en la sombras – a Carlos Zannini, Secretario Legal y Técnico de la Presidencia pero, en realidad Zannini es un mero administrador de emergencia que velará porque aquello que se decrete vaya acorde con el deseo y orden del cristinismo.
Tanto el papel de Zannini, como el de Oscar Parrilli, Secretario general de la presidencia tienen su marco de acción acotado “hasta que vuelva Cristina pues el poder está tan concentrado en sus manos, que en su ausencia, todo lo que se haga será provisorio. Y nada de lo que se haga será relevante, porque faltará la opinión y el aval explícito de la presidenta. La idea, entonces, es superar esta emergencia médico-política y llevar lo mejor posible las elecciones legislativas del 27 de octubre próximo. El gobierno funcionará con piloto automático hasta la vuelta de Cristina y tanto Boudou, como Zannini y Parrilli se ocuparán de tareas de mantenimiento, nada de fondo”
Lo que verdaderamente preocupa al cristinismo, además de, lógicamente, la salud de la primera mandataria es el proceso electoral del próximo 27 de octubre donde se renovarán 127 puestos en la Cámara de Diputados (el 50%) y 24 cargos para Senadores (un tercio del total). Pues esta elección, si las fuerzas que apoyan a la Sra. K recuperan fuerzas, representa la posibilidad de adelantar una posible reforma constitucional n que permita la reelección de Fernández en octubre del año 2015. Como también significa el no tener que asumir una posición de primera minoría frente a un peronismo disidente avasallador y barones peronistas de provincia que han sido críticos de la gestión de la convaleciente presidenta.
Para el analista y Director de la consultora ARESCO, Federico Aurelio “en vista al comportamiento electoral surgido de las PASO de agosto pasado, con certeza el Frente para la Victoria (FpV) va a volver a ser derrotado en todos los principales distritos electorales y probablemente repetirá en su mayoría las derrotas en otros distritos donde perdió las PASO. Dos de cada tres argentinos no votaran los candidatos del gobierno pero, la falta de acuerdo de alianzas políticas de los distintos candidatos opositores fuera de sus distritos de influencia nos les permite conformar una fuerza política nacional que supere el caudal electoral del FpV.
El gobierno, previo a la operación de Cristina Fernández se planteó la posibilidad de aumentar su caudal electoral que les permita llegar a un 35% nacional , que sería un resultado algo mejor que lo conseguido en las legislativas del 2009, permitiéndoles tener, por ende una mejor representación parlamentaria pero que haría inviable la posibilidad de cambiar la constitución. ¿Cuánto puede cambiar esta percepción el actual estado de salud de la mandataria argentina?
Es un tema aún por verse pero lo claro es que la política de escarnio de los medios opositores frente a las enfermedades de la presidenta argentina ha sufrido un duro varapalo pues se ha señalado abiertamente que las caídas de Fernández, su operación a la Tiroides u otros avatares han sido parte de un ejercicio político encaminado a lograr determinados réditos electorales al estilo de lo que se acusó al fallecido presidente Hugo Chávez en Venezuela o los inicios de la enfermedad de Fidel castro en Cuba
Efectivamente, medios como Clarín a través de artículos de prensa, opiniones médicas, ironías obre el estado de salud de la mandataria fueron sembrando un camino de duda frente a ese estado particular o el de miembros de su familia como es el caso de su hijo Máximo y su hija Florencia. En específico, tras la caída sufrida tras las PASO de agosto pasado, el programa “El Juego Limpio” que se transmite por la cadena Todo Noticias perteneciente a la cadena El Clarín y que es conducido por el médico y periodista – acérrimo crítico de la Sra. K – Nelson castro llegó a afirmar que Cristina Fernández sufría del Síndrome de Hubris. Ello, en buen romance significa que la presidenta sufre un trastorno de personalidad asociado a ciertas características en personas que están en el ejercicio del poder, manifestándose en actitudes narcisistas, imaginándose que todo lo que piensa es correcto y lo que opinan los demás no, todos los que critican son enemigos y que esas peculiaridades pueden llevar a tomar decisiones erróneas porque la persona pierde perspectiva de la realidad y sólo ve lo que quiere ver.
El médico-periodista Castro, no satisfecho de ese pronóstico afirmó ante las cámaras de Todo Noticias, dos días antes de la confirmación del deterioro de la salud de la presidenta Fernández que “para todos aquellos que se han inquietado con este diagnóstico, que yo corroboro y ratifico de la presidenta sobre el Síndrome de Hubris, quiero decirles y también a la Sra. Presidenta que se queden tranquilos, porque esto tiene cura. El 11 de diciembre del 2015 (fecha del traspaso del poder en Argentina) la Dra. Cristina Kirchner seguramente emprenderá un camino de cura que hará su vida mejor”.
Para el analista Emilio Marín, a la luz del comunicado médico leído antes de la operación de Fernández y el parte médico leído con posterioridad a su intervención, Nelson castro debería ser demanda por ejercicio ilegal de la medicina y del periodismo, por duplicado “los hechos han probado que la dolencia de la presidenta no provenía de un narcisismo o trastornos siquiátricos ligados al ejercicio del poder, que tendrían una supuesta base ideológica y política. Clarín y sus socios apelan a un supuesto secretismo de la casa Rosada frente a temas como las enfermedades. A Clarín se une La Nación en esta lógica provocadora y falta de ética hablando de ocultamiento del real estado de la presidenta o han llegado al extremo como es el caso del periodista Eduardo Van Der Kooy quien aseguró que la enfermedad de Fernández desnudaría muchos desarreglos de su poder. Uno de ellos tendría ligazón con cierto desdén de los Kirchner con sus problemas de salud”.
La lucha política entre posiciones ideológicas tan disimiles explica estas visiones sobre la salud de una presidenta y las explicaciones derivadas de ello. Pero, lo concreto es que en buen estado físico o con los achaques propios de la edad de la mandataria, Cristina da que hablar y lo seguirá dando pues aún quedan dos años de ejercicio del poder frente a un pléyade de políticos que difícilmente se ponen de acuerdo en enfrentar a la maquinaria del cristinismo, aunque en ello se apoyen en las cadenas como Clarín, La nación o los propios desaciertos del cristinismo en materia económicas, políticas y de lectura de lo que la sociedad argentina anhela.