El Papa Francisco ofreció este domingo la tradicional bendición Urbi et orbi (A la ciudad y al mundo) e hizo énfasis en las víctimas de distintas guerras alrededor del mundo.
El pontífice recordó que “las guerras destrozan tantas vidas y causan tanto sufrimiento” y subrayó que esto afecta a “los niños, que son las víctimas más vulnerables de las guerras”, pero también llamó a cuidar a los ancianos, mujeres maltratadas y enfermos.
Francisco pidió paz para Siria, Irak, República Centroafricana, Sudán del Sur, Nigeria y Tierra Santa, entre otros puntos del planeta, e hizo especial énfasis en el primero de esos conflictos, que “ha destrozado tantas vidas” y provocado “odios y venganzas”.
“Sigamos rezando al Señor para que el amado pueblo sirio se vea libre de más sufrimientos y las partes en conflicto pongan fin a la violencia y garanticen el acceso a la ayuda humanitaria”, dijo ante miles de personas en la Plaza de San Pedro.
Sobre la República Centroafricana, Jorge Bergoglio consideró que es “a menudo olvidada por los hombres” y rogó que “reine la paz también en aquella tierra, atormentada por una espiral de violencia y de miseria, donde muchas personas carecen de techo, agua y alimento, sin lo mínimo indispensable para vivir”.
“Que se afiance la concordia en Sudán del Sur, donde las tensiones actuales ya han provocado víctimas y amenazan la pacífica convivencia de este joven Estado”, añadió.
El Papa pidió también que las negociaciones de paz entre palestinos e israelíes “lleguen a feliz término” y pidió que en Irak “sanen las llagas de la querida tierra azotada todavía por frecuentes atentados”.
“Protege a cuantos sufren persecución a causa de tu nombre. Alienta y conforta a los desplazados y refugiados, especialmente en el Cuerno de África y en el este de la República Democrática del Congo”, agregó.
El Sumo Pontífice también pidió que “el Niño de Belén toque el corazón de cuantos están involucrados en la trata de seres humanos, para que se den cuenta de la gravedad de este delito contra la humanidad” y aludió a “los niños secuestrados, heridos y asesinados en los conflictos armados, y sobre todo los que se ven obligados a convertirse en soldados, robándoles su infancia”.
Finalmente, afirmó que “la codicia y el egoísmo de los hombres explota indiscriminadamente” el planeta y recordó a las víctimas de desastres naturales, como el tifón que afectó a Filipinas, para quienes pidió protección.