Numerosos saqueos y desórdenes se producen desde anoche viernes 10 de enero del 2014 en Banguí, la capital de la República Centroafricana luego de conocerse la dimisión del presidente interino Michel Djotodia bajo presión de los mandatarios de África Central reunidos en una cumbre extraordinaria para analizar su pasividad frente a las violencias interreligiosas en su país.
Según la Cruz Roja, un civil y otras dos personas pertenecientes a los rebeldes y las milicias perdieron la vida al ser alcanzados por disparos como parte de la alegría y descontrol tras la partida del mandatario.
Según las fuerzas militares francesas desplegadas en la ex colonia “la situación en la capital es tensa pero está bajo control”, mientras las calles y el palacio presidencial son patrullados por blindados galos de la operación Sangaris y por tropas de la fuerza de interposición panafricana en la República Centroafricana (MISCA).
Naciones Unidas, Francia y la comunidad internacional han urgido, por su parte, al pronto nombramiento de un nuevo presidente. La constitución provisoria de la República Centroafricana estipula que el presidente del Consejo Nacional de Transición de la RCA, el parlamento provisorio, asegure un gobierno interino por un máximo de 15 días, que le dé el tiempo para organizar elecciones que permitan la designación de un nuevo presidente del consejo. El nuevo mandatario debiera ejercer hasta las próximas elecciones generales que aún no tienen fecha fija. Según un acuerdo anterior, este escrutinio debería realizarse dentro de los 18 meses a partir de la investidura del presidente Djotodia en agosto último.
Por su parte el secretario general de la ONU pidió a la Unión Africana que aumente el número de miembros de la MISCA, que de 3500 debe pasar a 6.000 hombres en el corto plazo.
Desde el derrocamiento en marzo de 2013 del presidente François Bozizé por una coalición rebelde de mayoría musulmana, los Seleka, dirigida por Djotodia, la República Centroafricana vivió una espiral de violencia interétnica e interreligiosa.